La Opinión de A Coruña

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Hoy en clase toca leerle un libro a Dana

Alumnos de Culleredo leen cuentos a perros en un proyecto de mejora de lecto-escritura y autoestima

La perra Dana con su cuidadora y dos niños del colegio de Tarrío. LOC

Dana bostezó un poco mientras un alumno del colegio de Tarrío (Culleredo) le leía ¿Dónde está el trapito de Iyoké?, quizá porque ya conocía ese cuento. Dana, una perra bóxer de color blanco, escucha muchos relatos porque forma parte de la iniciativa Perros y Letras READ que nació de una entidad de terapia canina en Estados Unidos en 1999 y que tiene delegación en España. Este programa se implantó en los colegios públicos de Culleredo en 2020, pero debido a la pandemia solo hubo sesiones telemáticas, nada que ver con tener delante, y poder tocar, ahora, a un perro mientras le explicas una historia.

Seis alumnos de entre 6 y 11 años fueron seleccionados para este programa que incluye siete sesiones a lo largo del curso en las que los escolares les leen a este can especialmente entrenado para interactuar con los más pequeños.

“Son los niños los que leen al perro y adoptan así el rol de profesor y mejoran su autoestima, además de mejorar vocabulario, en lecto-escritura, comprensión lectora ,incluso su interacción social”, explicó Laura González, coordinadora de READ España.

El programa se desarrolla en los colegios Sofía Casanova, Vila de Rutis y Tarrío. Ayer Dana estuvo en este último para presentar una novedad: la Universidad de Oviedo se ha interesado por la iniciativa y va a estudiar sus efectos en el alumnado. “Una de nuestras líneas de investigación es el aprendizaje de lecto-escritura y vamos a evaluar la eficacia de este método innovador con rigor científico, explicó Ramiro Martís, del departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de Oviedo.

El estudio incluye recoger información de los alumnos de Culleredo que reciben esta terapia y comparar con otros de las mismas edades que no la reciben. En mayo o junio regresarán para hacer pruebas y comprobar la evolución. “Estamos muy satisfechos, al principio había reservas pero vimos cómo los niños están más motivados y mejoran su aprendizaje”, subrayó la directora del colegio de Tarrío, Ana María Liñares.

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