El Concello de Arteixo premió la semana pasada a Montero Parapar Arquitectos por su propuesta para la renovación integral de la travesía de Arteixo. Detrás de este estudio están Ramón Montero y Carmen Pérez Parapar, que con el lema Trece Plazas defienden la humanización de la vía en favor de los peatones.
¿Cuál fue la base de su planteamiento para renovar la Travesía?
Ramón Montero: Una de las premisas del concurso era urbanizar esa travesía. De alguna manera, naturalizarla. Nosotros nos planteamos que la Travesía tiene mucho espacio dedicado al vehículo. El peatón, en algún momento, queda limitado. Este era un concepto de vial que había mutado por la evolución de Arteixo. Ya no tiene la necesidad de ser la gran arteria de comunicación, sino que debe alcanzar un carácter más urbano, resultar más asequible y utilizable para el peatón.
¿Qué proponen para llevar a cabo esa adecuación?
R.M.: Con el lema Trece Plazas, nosotros hemos planteado ir generando una serie de zonas de remanso dentro de los tres kilómetros que tiene la vía. En ellos podríamos crear pequeñas zonas de estancia, algunas con mayor importancia, como las que hay delante del Concello o en el centro de salud. También, en los dos puntos en los que se conecta con la AC-552. Veíamos la oportunidad de generar unos espacios más amplios y, a la vez, cambiar el concepto de la vía. Adaptando los radios de giro ganamos gran cantidad de espacio libre.
Carmen Pérez Parapar: Se trata de reordenar. El coche sigue presente, pero de otra manera.
La vía tiene tramos con características muy diferenciadas.
R. M.: Esa zona del centro de salud tiene unos 20 metros de ancho, es una avenida con un ancho muy uniforme. Luego, llegas a un vial que es casi un rueiro que conectaba antes los diferentes núcleos. Es un carácter totalmente distinto. Se planteó el sistema de plataforma única, con un tráfico más lento.
Estéticamente, ¿podría parecerse a la plataforma única del entorno del Balneario?
R. M.: Efectivamente. Estuvimos el otro día por allí y sería equiparable.
¿Se prevé que el tráfico rodado pueda sufrir con esta reforma?
R.M.: El proyecto se adapta a lo que ya hay. La densidad de tráfico que hay no tiene nada que ver con la de la AC-552. La travesía de Arteixo está sobredimensionada para el tráfico que soporta actualmente. Cuando comience habría que estudiar si se puede desviar el tráfico por alguna zona. Sabemos que hay viales que se plantean. Si se formalizan, tendríamos un margen para modificar la propuesta. En el concurso no se planteaba, pero sí podría ser a futuro.
Junto al Ayuntamiento hay alguna curva estrecha que resulta complicada para el paso de los coches. ¿Cómo se intervendría?
R.M.: Viniendo del Alto de Arteixo hay una curva bastante complicada. Esa, para vehículo pesado, no da. Habría que plantearse demoliciones de viviendas, que no se prevén. Cuando se avance con el proyecto, habría que hacer un levantamiento topográfico para hacer las cosas con la mejor precisión.
C.P.: Quizá ese es uno de los puntos más complicados de toda la vía.
¿Se adaptará al paseo fluvial?
R. M.: Queremos aumentar bastante la vegetación en toda la vía. Ese enlace es importante, con mucho tránsito peatonal. Hay que darle prioridad al peatón y que sea una transición suave del paseo a la avenida. Queremos contar con más linealidad en el entorno natural.
