Madame de Nancy, Clarina y Xan Dorne viajan al funeral de Madame de Quelven acompañados del clérigo Sochantre. Durante la noche que pasan juntos, la muerte se confunde con la vida y el drama con la comedia.

El funeral de Madame de Quelven contextualiza un universo viajero poblado por bandidos, armas, sexo, dinero y sangre. Al ritmo del blues, el crimen vale la pena, porque el dinero lo compra todo, incluso la muerte. En las "Crónicas del Paraíso" nadie muere, quizás porque están todos muertos o porque el verdadero bandido, el poderoso, el socialmente envidiado, que, sigue eternamente vivo.

En la ceremonia fúnebre se interpreta la música prometida en testamento por el Sochantre de Crozon a Madame de Quelven a cambio de la propiedad del huerto de la parada. El Sochantre, religioso y defensor de los valores del alma, está decidido a recoger lo que se le debe y poco a poco se va revelando más cerca de los secretos de la carne que de las virtudes del espíritu. La obstinada actitud del clérigo acaba por involucrar a los cinco personajes en un enmarañado conflicto de valores, culpas y deseos que les lleva a revelar sus más profundos secretos y pecados.

Encontramos que todos somos delincuentes culpables protegidos, integrados y admirados por una realidad social que exalta la dicha del poder económico.

La fuerza del capital, la iglesia y los negocios oscuros colocan a los personajes en una situación irónica entre la vida y la muerte en la que la eternidad acaba por afirmarse como la más pura recompensa de la impunidad judicial.