Una de las primeras grandes obras del genial maestro gallego se expone de nuevo en la urbe que vio crecer su figura como artista y su trascendental personalidad.

La Procesión de Santiago, también conocida como Procesión del Patronato, fue realizada en 1908. Se trata de una obra monumental, en la que se representa una procesión religiosa por las calles de Compostela que salía en la tarde del 27 de julio. Este tema le permitió al artista la posibilidad de caricaturizar a todas las figuras de la ciudad, desde las autoridades civiles, hasta a las jerarquías religiosas, sin faltar tampoco su figura en medio de la comitiva llevando el estandarte, destacando por encima de los demás con su exagerada y desgarbada silueta, mediante el modelo asimismo utilizado en el Álbum de auto-caricaturas.