El Teatro de la Beneficencia está en el ala este del edificio conventual, empleada antiguamente por los monjes para almacenar vino y leña. Un grupo de vecinos promovió a finales del siglo XIX las obras que conviertieron a estas dependencias en un recinto cultural. El local de 35 x 6,5 metros, con escena, palco y paraíso, muestra actualmente toda su belleza, propia de una pequeña obra de arte con sabor romántico.