La Opinión de A Coruña

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La invasión de Ucrania

El cine se resiste a boicotear las películas rusas

Desde los centros de producción del cine ucraniano, piden que ningún filme de cinematografía rusa sea exhibido en salas comerciales, filmotecas, televisiones y certámenes

El director de cine Andréi Tarkovski.

Las repercusiones de la invasión rusa de Ucrania no son ajenas, por supuesto, al medio cinematográfico. Y no solo por noticias como la del director y actor estadounidense Sean Penn rodando un documental sobre el conflicto y escapando a los pocos días hacia la frontera polaca, o la muerte durante un bombardeo a una localidad cercana a Kiev del actor ucraniano Pasha Lee, que se había enrolado en el Ejército de su país. El tema va más allá, del mismo modo que afecta también al deporte o la música clásica, estableciéndose una nueva cultura de la cancelación.

Desde los centros de producción del cine ucraniano, y en otros ámbitos europeos, se pide un boicot en toda regla para cualquier película rusa. Es decir, que ningún filme de esta cinematografía sea exhibido en salas comerciales, filmotecas, televisiones y certámenes. Incluso ha llegado a exigirse a los directores rusos que se nieguen a ir a festivales si son seleccionados. La situación es desconcertante, ya que atañe a toda la producción rusa, tanto la financiada por el Gobierno como la más independiente e incluso disidente.

Aplicar eso podría ser un error. ¿O acaso el festival de Cannes no debería haber seleccionado en su edición de 1954 ‘Cómicos’ de Juan Antonio Bardem, en la de 1960 ‘Los golfos’ de Carlos Saura y en 1962 ‘Plácido’ de Luis García Berlanga por el hecho de ser películas realizadas en una dictadura? Los responsables del certamen francés entendieron que en todo país bajo un sistema represivo hay voces que claman contra esa represión.

Así que no todo el cine ruso debería medirse según el rasero de la condena absoluta, más teniendo en cuenta que, por ejemplo, Kirill Serebrennikov (‘Leto’) lleva varios años en arresto domiciliario, y después en libertad condicional, por cargos relacionados con la malversación de fondos, aunque se sabe que es persona 'non grata' para el Gobierno de Putin debido a sus constantes críticas a la Iglesia ortodoxa.

Contra la agresión

Hemos hablado del festival de Cannes. Como certamen más importante del mundo, y que en los últimos años ha programado, con éxito y premios, filmes de autores rusos como Serebrennikov, Andrey Zvyagintsev (‘Sin amor’) o Aleksandr Sokurov (‘El arca rusa’), todo el mundo esperaba su posicionamiento al respecto. Al contrario que la Academia del Cine de Ucrania y la Academia del Cine Europeo (EFA), el festival francés ha decidido no boicotear las películas rusas, aunque en su próxima edición -del 17 al 28 de mayo- no aceptará la presencia de sus delegaciones oficiales. En su comunicado del 1 de marzo, los responsables de Cannes argumentan que "a menos que se ponga fin a la guerra de agresión en condiciones que satisfagan al pueblo ucraniano, no se recibirán delegaciones oficiales procedentes de Rusia, ni se aceptará la presencia de ningún organismo vinculado al Gobierno ruso".

Fotograma de la película 'Sin amor', de Andréi Sviáguintsev. EPC

En otro de los párrafos del comunicado, se dice que el festival quiere destacar "la valentía de todos aquellos que en Rusia han asumido el riesgo de manifestarse contra la agresión e invasión de Ucrania. Entre ellos, artistas y profesionales del cine que nunca han dejado de luchar contra el régimen actual y que no pueden ser asociados con estos actos intolerables con los que están bombardeando Ucrania". Es una forma, nada ambigua, de separar a los cineastas pro-Putin y a los que no lo son. ¿Sería lícito prohibir a los segundos cuando sus películas se desmarcan de la política rusa actual?

Cancelación de 'Solaris'

El mismo 1 de marzo, la Academia del Cine Europeo publicó un comunicado en su página web declarándose afín a las sanciones globales contra Rusia y aliándose con la academia cinematográfica ucraniana en su boicot contra todo el cine ruso. En uno de los párrafos puede leerse el reconocimiento a los cineastas rusos valientes que se oponen a la guerra, "pero en vista de un ataque brutal e injustificado tenemos que apoyar a nuestros hermanos ucranianos", anunciando que ninguna película rusa competirá este año por los Premios del Cine Europeo. A este comunicado, y a "la delicada situación mundial", se acogió la Filmoteca de Andalucía cuando el pasado 4 de marzo canceló la proyección de ‘Solaris’, filme realizado por Andrei Tarkovsky en 1972, y la susstituyó por la versión de la misma novela de Stanislaw Lem dirigida por Steven Soderbergh en 2002.

Situaciones de este tipo resultan, como mínimo, sorprendentes. Tarkovsky, fallecido en 1986, nunca fue un cineasta bien visto por el Gobierno ruso, y algunas de sus películas tuvieran problemas con la censura. Por mucho que después la Filmoteca andaluza anunciara que se había cancelado el filme de Tarkovsky para evitar que el gobierno Putin recibiera algún tipo de recaudación económica por dicha proyección, el mal, de algún modo, estaba hecho.

Fotograma de 'El arca rusa', de Aleksandr Sokúrov. EPC

La Mostra de Venecia y el festival de Locarno han tomado una postura similar a la de Cannes. Y San Sebastián también se ha pronunciado: "El Festival de San Sebastián expresa su rotunda condena ante la intolerable agresión de Rusia a Ucrania, en lo que constituye una flagrante vulneración de la legalidad internacional. Nuestros procesos de selección evalúan las obras cinematográficas de manera individual, nunca en función de la nacionalidad a la que estas pertenezcan, incluso cuando provengan de países con gobiernos que conculcan derechos fundamentales y así seguiremos haciéndolo en estos tiempos convulsos. No podemos hacer responsable a la ciudadanía de un país de las decisiones de sus gobiernos. Aquellas voces rusas que se oponen a la agresión cometida por su país siempre tendrán un lugar en el Festival de San Sebastián”.

El reciente comunicado del Ministerio de Cultura y Deporte español instando a la suspensión de todos los proyectos e iniciativas en curso con la Federación Rusa puede condicionar estas decisiones.

Mientras tanto, Netflix ha suspendido su servicio en Rusia; el productor ucraniano Igor Savychenko ha publicado una carta diciendo que no hay rusos buenos, sino que todos son unos asesinos; el director estadounidense Oliver Stone ha escrito en su cuenta de Instagram que algunos medios omiten los hechos principales del conflicto cuando no es conveniente, y Sergei Loznitsa, el director más importante del cine ucraniano, autor del filme ‘Dombass’ (2018), ha abandonado la Academia del Cine Europeo por considerar que su posicionamiento ha sido demasiado tibio, pero al mismo tiempo defiende a los cineastas rusos que no comulgan con Putin y critica el boicot.

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