. n cierta ocasión, un zorro llamado Anne Igartiburu caminaba por el bosque y observó que todos los cuervos que se iba encontrando llevaban un queso en el pico. "Vaya, es sorprendente que los cuervos lleven un queso en el pico", exclamó. Hasta entonces Igartiburu sólo se había fijado en los pavos reales porque eran los pájaros más famosos, llamativos y exclusivos. Gracias a ellos había conseguido bocados realmente suculentos y sin demasiado esfuerzo: sólo tenía que decir "corazón de verano" y "corazón de invierno", o mirar cómo bailaban para aprovecharse de sus despojos. Ahora estaba observando algo totalmente nuevo. Eran los cuervos, esos pájaros normales y corrientes a los que hasta entonces no había prestado ninguna atención por carecer de glamour, los que llevaban un queso en el pico. Un hermoso y redondo queso.

"Hermosas aves, comenzó a decirles, ciertamente no existe entre todos los pájaros quien tenga la brillantez de vuestras plumas, ni vuestra gallardía y belleza. Por favor, señores cuervos, permitidme que os contemple a mis anchas y que os contemple toda España los viernes por la noche en horario de máxima audiencia. Os encuentro tan hermosos que no me canso de admiraros. Y añadió: pero estoy convencido de que la belleza no es vuestra única perfección. La naturaleza, que se ha complacido en haceros las más hermosas de las aves, seguro que también os ha dado una voz divina. Si vuestra voz es tan melodiosa como deslumbrante es vuestro plumaje, ningún ave os igualará en perfección".

Envanecidos los cuervos por tantos elogios, quisieron demostrar en Cántame una canción la armonía de su voz. Al comenzar a graznar, abrían el pico y se les caían los quesos. El astuto zorro, que no deseaba otra cosa, cogía entre sus dientes las suculentas presas y las iba devorando bajo la sombra del árbol de TVE. Quien a buen árbol se arrima?