En la era de las tecnologías, la delgada línea que separa la intimidad de la esfera pública es cada vez más fina. Las redes facilitan la vida, pero también hacen que estemos más expuestos a filtraciones de imágenes privadas, como muestra Intimidad, la nueva serie española de Netflix, que llega hoy a la plataforma. La ficción plantea una interesante y necesaria reflexión sobre el tema (y sobre el sexismo, la sororidad y el empoderamiento femenino) a través de mujeres que ven cómo su existencia da un vuelco cuando se difunden vídeos suyos de carácter sexual sin su consentimiento. Sus carreras se verán afectadas y sus familias serán víctimas colaterales.

Uno de los aciertos de Intimidad es dejar claro desde el principio que cualquiera puede sufrir una situación parecida a las de las protagonistas: violencia machista digital. Una de las afectadas es un personaje público, una política con una prometedora carrera (Malen, interpretada por Itziar Ituño); pero otra es Ane (Verónica Echegui), empleada de una fábrica.

“No es solo el gran escándalo. A veces también pasa en una relación más común. Hay que ver cómo te afecta lo que muestras, lo que no muestras o lo que la gente pueda saber de ti”, explica Laura Sarmiento (Matadero, La zona), creadora de la serie junto a Verónica Fernández (Hache, Caronte). Ambas buscaban “una historia de mujeres que se enfrentaban juntas a dificultades a pesar de sus diferencias”.

La culpa y la vergüenza planean sobre las protagonistas desde que se difunden sus vídeos, de los que no tenían constancia de su existencia. Y esos sentimientos “te pueden llevar a la inacción o a juzgarte peor a ti mismo que a la persona que te ha hecho daño”, recalca Sarmiento, que no considera Intimidad “un manifiesto feminista”, aunque esté escrita desde “la idea de la igualdad de derechos”. Otros personajes potentes son los de Patricia López Arnaiz, Ana Wagener y Emma Suárez.