Para abrir el apartado de series de su Fase Cinco, Marvel ha tomado como referencia una serie de cómics muy de culto, editada en 2008 y escrita por Brian Michael Bendis: Invasión secreta, historia de la infiltración en la Tierra, con fines malévolos, de un grupo de skrulls, esos alienígenas metamorfos que debutaron en tebeo en 1962 en Los Cuatro Fantásticos, pero no se dejaron ver en pantalla hasta 2019 en Capitana Marvel, en la que aparecían como raza pacífica desplazada por el imperialismo kree.

En la versión desarrollada por Kyle Bradstreet (guionista y productor de Mr. Robot), que puede verse en Disney+ desde ayer, esta es principalmente la historia de Nick Furia (Samuel L. Jackson), quien deja su trabajo en la estación espacial SABER y vuelve a la Tierra, donde se cuece algo crudo. Según le explican Maria Hill (Cobie Smulders) y el general skrull Talos (Ben Mendelsohn), algunos skrulls se han cansado de esperar a que Furia cumpla con su vieja promesa de darles un hogar y han decidido convertir la Tierra en su nueva casa por las malas. Localizarles es complicado, dada su habilidad para transformarse en cualquier ser vivo que se propongan. Podría haber decenas de miles y nunca lo sabríamos.

Lo que Bradstreet propone es menos un relato superheroico al uso que un thriller de espionaje realista, con el mundo real como paisaje, que resulta tener a extraterrestres como sus villanos. “Esto es una serie sobre un hombre, no un superhéroe”, explica por videollamada el director de sus seis episodios, Ali Selim, reconocido realizador publicitario y veterano del cine (Sweet land) y las series (The looming tower). “De vuelta en la Tierra tras la desorientación del Lapso, Furia no solo se enfrenta a un enemigo, sino también a sí mismo, a los problemas creados por aquel evento traumático o los achaques de su edad”.

Por momentos, es como si estuviéramos viendo una The Americans con más efectos especiales, pero Selim asegura que sus fuentes son otras: aquellas que inspiraron The Americans. “La principal referencia fue El tercer hombre, de Carol Reed”, apunta. “Pero también miramos La conversación, de Coppola, o la trilogía de la paranoia de Pakula: Klute, El último testigo y Todos los hombres del presidente. Junto con nuestro director de fotografía [Remi Adefarasin], investigué cómo se creaba tensión en esas películas a través de los temas de paranoia y confianza o falta de ella”.

¿Y no se revisó nada de Clint Eastwood? Ese Furia antiépico, con abrigo de tweed en lugar de gabardina de cuero, parece salido de alguna de sus obras repusculares. “Miramos hacia Eastwood, sobre todo a sus películas del Oeste. La serie empieza siendo film noir para después ir virando hacia el wéstern. Creo que es en el segundo capítulo cuando empezamos a oír decir a Furia que los Vengadores no existen y que esta lucha es solo suya. Poco a poco, se va convirtiendo en un pistolero de toda la vida. Las referencias fueron entonces Solo ante el peligro, Centauros del desierto o Sin perdón”.

Olivia Colman en el UCM

Entre los actores incorporados aquí a la telaraña Marvel destacan Kingsley Ben-Adir (como el líder rebelde Gravik), Emilia Clarke (como la guerrera G’iah, hija de Talos) o, sobre todo, Olivia Colman (la agente del MI6 Sonya Falsworth), en un giro en su carrera que a ella no le ha sorprendido en absoluto. “Si hemos de creerla —cuenta Selim—, se ha pasado la última década suplicando que la metieran en alguna película de Marvel”. Después de verla ejercer como contrapunto satírico en Invasión secreta, los espectadores suplicarán que tenga sitio en cada futuro rincón de este universo.

Según ha explicado incluso Samuel L. Jackson, Invasión secreta era necesaria para llegar a lo que veremos después en The Marvels, única película de la Fase Cinco que queda por estrenarse este año; el 10 de noviembre, para ser precisos. Pero ojalá se consolide como algo más que puente conector, categoría a la que pertenecen demasiadas series de Marvel.