Los estereotipos son como ranuras en las que la bolita acaba cayendo en cuanto pierde ganas. El estereotipo exterior de España ha sido siempre de pobreza, tragedia, atraso y reyerta. España era "el pupas" de Europa, y la ratificación fue la Guerra Civil, seguida de su dramática posguerra. Luego el estereotipo parecía redimido, primero por el desarrollismo, luego por la democracia y finalmente por el éxito económico de la década prodigiosa (1997-2007), pero los estereotipos no se van nunca, siguen agazapados a la espera de su hora. El estereotipo no es mera pereza mental, en el fondo es un afán de consolidar roles ajenos de desdicha para reafirmar la dicha del rol propio, y sentir como rugen las endorfinas de superioridad. Los medios internacionales se ocupan ahora de España para cebar el estereotipo. Como no hay quien pueda luchar contra ello lo mejor será tratar de sacarle partido.