La victoria de Alonso en el circuito de Montmeló, su paseo triunfal con la bandera española y la interpretación del himno nacional han sido criticados por los independentistas. El deporte, con sus hazañas, es una metáfora y, a la vez, un acicate que confirma el talento de nuestra estirpe de titanes deportivos. Para los ganadores de estas justas, la victoria es efímera, pero coronada solemnemente (con los símbolos patrios), como se hace internacionalmente lo eleva a la condición de imborrable. Tras haber registrado en mi pasaporte más de 60 visitas a países extranjeros y haber comprobado el respeto que se tiene a la bandera y al himno respectivos, sorprende que en una nación tan vieja, como rica en historia y tradiciones, España, se trate de ocultar su bandera y se abuchee su himno, de modo singular, en aquellos territorios que pretenden autodeterminarse, según su derecho que todavía nadie les ha atribuido. La bandera española tiene siglos de existencia. Nació el 21 de mayo de 1785, por un real decreto del muy ilustrado rey Carlos III, cuyos colores rojo y amarillo coincidían con la adoptada, oficiosamente años antes, por la Marina por razones de visibilidad. El himno nacional o "Marcha Real" sigue buscando letrista. La eliminación de la palabra "patria" de las reales ordenanzas militares concuerda con las pretensiones de aquel ministro de Defensa, al que no le gustaba el "Todo por la patria" en los cuarteles. Tiempo atrás hubo quien propugnó reemplazarlo por "Todo por la democracia". Foxá dijo entonces que era lo mismo que consignar "Todo por el sistema métrico decimal". Lo de la letra del himno viene de antiguo. Franco se lo encargó a Peman, pero el poeta gaditano se escabulló "Los himnos no se componen. Tienen que llevar sobre sí una carga de tradición". Ahora se busca de nuevo un poeta, para evitar la improvisación, como le ocurrió al almirante don Gabriel Rodríguez Martin, en 1900, que tras unas maniobras conjuntas en el Canal de la Mancha , a la hora de los brindis, el resto de las flotas participantes brindaron entonando sus respectivos himnos. Al llegar el turno de España, nuestro almirante se arrancó con el "Corazón Santo, tú reinarás?".

En cierta ocasión, el general Millán Astray solicitó de Agustín Foxá un buen epíteto para una arenga militar. Foxá sin titubear le respondió "invicto". Y argumentó "como se ha pasado la vida peleando medio ejército con el otro medio, nunca ha sido vencido del todo".