AENA ha expuesto su proyecto para coordinar la red aeroportuaria de Galicia. En su análisis, se deduce, no ha considerado achicar la actividad de los aeropuertos situados en las zonas más populosas de nuestra región, donde se encuentra su tejido industrial y sus empresas punteras mundiales. Esta especie de vuelo de reconocimiento de AENA ha sido trasladado a la Xunta para su ejecución, una vez estudiada cualesquiera eventual propuesta formulada por las terminales aéreas y ciudades interesadas. Nuestro alcalde debe despojarse de su papel de espión partidario del Sr. Núñez Feijóo y, de acuerdo con los técnicos de Alvedro y entidades afectadas, apuntalar un proyecto operativo-comercial. Nuestros recelos surgen de la actitud que pueda adoptar el titular del Gobierno autonómico, preso de un escenario levítico con delirios de acantonamiento y de voracidad de edificios colosales. Lavacolla, con 2.464.481 pasajeros y 15 destinos, concita, proporcionalmente, menos usuarios que Alvedro, con 1.012.088 viajeros y solo 5 destinos, según datos oficiales de 2011. El despilfarro que supuso la nueva terminal compostelana -200 millones de euros y 15 de amortización anual- no se puede sostener. Según recoge El Correo Gallego (6-9-13): "Desde su inauguración, ha perdido el 11% de techo de tráfico logrado en 2011". El periódico se pregunta: "¿Para mover apenas medio millón de pasajeros internacionales era menester tamaño despliegue?" (sic). Ante las posibles veleidades de Núñez Feijóo, de complacer a los del atrio, ni el alcalde ni el Ayuntamiento de La Coruña pueden seguir en turno de oficio.

OTROSIDIGO

En las imágenes servidas por televisión de las actividades del Comité Olímpico en Buenos Aires, comprobamos, con regocijo, algunas que nos resultaban de antiguo familiares. En ellas apareció, ¡cómo no!, el gallego de siempre, vivaqueando por conseguir algún plano al lado del príncipe de España. Esta proclividad a figurante de tan singular florero le sirve para utilizarla en su provecho, y como medio de exaltación de sí mismo. En Argentina, país de grandes peloteros, a estos personajes se les llama "pelotudos".