El dirá que no había tomado partido, sin embargo dentro del Pesedegá todo el mundo da por sentado que Besteiro y su equipo apostaron por el alcalde de Oroso como sustituto de Francisco Caamaño al frente del partido en la provincia de A Coruña. El triunfo contra pronóstico del regidor de Culleredo, Julio Sacristán, es un éxito de los sectores más o menos críticos con el secretario general, que son varios, y constituye la constatación de que en esa casa los liderazgos siempre están en tela de juicio, aunque sean fruto de una victoria aplastante en un proceso de primarias hace apenas de un año.

Sacristán debe la secretaría provincial en gran medida al apoyo recibido en el área de Ferrolterra, siendo decisivo el respaldo que finalmente le otorgó el alcalde de Ares, una vez que fracasó en su intento de reunir los avales requeridos para ser candidato en firme. Julio Iglesias, preocupado por la polarización de posturas, aspiraba a ser la tercera vía. Los "aparatos" de unos y otros se lo impidieron, confirmando de ese modo que incluso en procesos abiertos, donde teóricamente cada militante es un voto, a la hora de la verdad solo se bautizan los que tienen padrino.

A Coruña y Santiago, las dos más grandes agrupaciones de la provincia, en sintonía con los deseos de Besteiro, se inclinaron por Manuel Mirás. A Sacristán le votaron mayoritariamente en Ferrol. Allí la victoria fue rotunda, como consecuencia de un pacto previo que le garantiza a la lideresa ferrolana Beatriz Sestayo una notable cuota de poder en la nueva ejecutiva coruñesa, que seguramente compartirá con algún socio coyuntural, igualmente deseoso de contrariar a los jefes regionales, e incluso a los estatales, puesto que todos ellos apostaron en el congreso federal por Eduardo Madina y no por el ganador, Pedro Sánchez.

El incombustible Sacristán, que lleva en la alcaldía de Culleredo casi tres décadas ininterrumpidas, cuenta con la simpatía de un recién llegado al partido como su antecesor. Hay quien sostiene que fue el propio Caamaño quien, abiertamente desautorizado por Besteiro, le animó a dar un paso al frente. Para ello contó también con el apoyo con algún representante de la vieja guardia, por ejemplo, Salvador Fernández Moreda, que es de los que presumen de tener olfato para acertar con el caballo ganador, y, por haber sido presidente de la Diputación y mano derecha de Paco Vázquez, conserva cierto ascendiente entre los afiliados de los pequeños municipios, cuyos votos también suman en una elección de este tipo.

Ahora le corresponde a Sacristán confeccionar su equipo. Trabaja ya en la elaboración de una lista cerrada de quince nombres, que son los que le propondrá al congreso provincial del día 13. Entre ellos estarán, sin duda, los dirigentes locales que se mojaron por él o las personas de su confianza que ellos designen, todas ellas alineadas en sectores que no comulgan con el besteirismo sin por ello ser frontalmente críticos. Los que no estarán son los hombres y mujeres que secundaron al derrotado Manuel Mirás. Se autoexcluyen porque creen que eso es lo coherente con la derrota y para que el alcalde de Culleredo tenga las manos libres, lo cual no significa que vayan a jugar a la oposición interna. Todos saben que de aquí a unos meses se enfrentan a un test individual y colectivo, las elecciones municipales, que son las que determinarán qué poder real tiene cada cual. Esas son las urnas que cuentan, no las del domingo.