El activo don Abel y el 'homus apaticus'

El alcalde de Vigo se ha quejado públicamente de que su municipio no figure en la lista de las ciudades más acogedoras de España. Don Abel Caballero, que así se llama, ha mostrado su sorpresa también como titular de la Federación Española de Municipios, en cuya nómina de solidaridad para recibir a inmigrantes del Aquarius, Vigo figura entre los 350 ayuntamientos entre los que advierte las ausencias de Ourense, Ferrol y La Coruña. El señor Caballero, abanderado por excelencia de la "marca" de Vigo, llamada "ciudad olívica" por su milenario arbolado, trata de conjugar la tradición con el despliegue de las más elevadas ilusiones. Dicen que los olivos hablan, si alguien quiere escucharlos, en noches de luna. Don Abel debiera aplicar sus oídos ahora que los olivos se aproximan a sostener las aceitunas y añadirán hermosura al paisaje. El alcalde vigués, que se distingue por su actividad intensa y preponderante, mantiene porfías antiguas con Fomento por el trazado del AVE, a fin de evitar que los usuarios locales tengan que viajar hasta Santiago previamente para enfilar el tren de alta velocidad a Madrid. Tarea difícil, no solo en épocas de la "indolencia" numantina achacable al presidente Rajoy, sino hacerlo en un mundo en el que se valoran mucho los datos y poco el conocimiento. El señor Rajoy, homus apaticus según sus detractores, se ha ido dando una lección de hidalguía gallega, evidenciando además que los homus apaticus son generalmente simpáticos y hombres que saben vivir. Don Abel, que renovará su cargo en la Alcaldía de Vigo, se dispone a resistir los incómodos partidos emergentes cuya alferecía va de la arrogancia a la abulia. Forman parte de la política actual, que vive la era del marketing y los focos, pero las luces son de baja intensidad.