Calificar el amor con el adjetivo dificultoso implica considerarlo, de acuerdo con el diccionario de la RAE, como un sentimiento hacia el ser amado "difícil, lleno de impedimentos". Se trata, pues, de una situación sentimental que no discurre por los senderos de la placidez, sino que sitúa a sus protagonistas en situaciones tensas y conflictivas. Razón por la cual no debe sorprender que entre las novelas figuren no pocas obras dramáticas, cuyo trama esencial consiste en un amor asediado por numerosos obstáculos.

De las numerosas novelas que versan sobre amores de este tipo me voy a detener seguidamente en las dos siguientes: Viaje al pasado de Stefan Zweig y El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez. La primera fue publicada en 1929 y la segunda en 1985. Mi elección de ambas novelas, lejos de gobernarse por el azar, responde a criterios racionales. Pretendo, como se verá a continuación, contraponer dos novelas que abordan el mismo tema del "amor dificultoso", que siendo escritas por dos autores magistrales, ofrecen dos soluciones distintas. En el Viaje al pasado, el amor no supera los impedimentos de la separación prolongada de los amantes, mientras que en El amor en los tiempos del cólera, el amor triunfa aunque los amantes tuvieran que esperar para reencontrarse más de cincuenta y un años.

En El Viaje al pasado, Stefan Zweig, escribe una historia de amor de un joven pobre y rencoroso con un alma que "rebosaba odio contra quienes pertenecían a la clase alta" que debido a su gran valía pasa a trabajar en la mansión del enfermo Secretario del Consejo de Administración de la empresa química para la que trabajaba. Y allí conoce a la mujer de su jefe, de la que se enamora perdidamente. Cuando están a punto de ceder a la pasión carnal, el joven es destinado a Méjico durante un período de diez años para hacerse con una materia prima esencial para la compañía en la que trabajaba. Cuando está a punto de regresar, estalla la Primera Guerra Mundial y eso, además de retrasar su vuelta, hace que emprenda una nueva vida. Entre tanto, el Secretario del Consejo fallece al comienzo de la Guerra y su esposa enviuda.

Tras esta larga separación, los amantes platónicos, vuelven a encontrarse, pero como escribe Zweig "No está en la esencia de la naturaleza humana vivir sólo de recuerdos, y así como la plantas y cualquier ser necesitan la fuerza nutricia de la tierra y la luz del cielo filtrada una y otra vez, para que sus colores no palidezcan y sus cálices no se deshojen marchitos, también los sueños necesitan alimentarse de sensaciones, el sostén de la ternura y lo palpable, de otro modo su sangre y su intensidad pierden brillo". Viajan a Heidelberg pero el antiguo amor no logra superar el impedimento de la separación: los recuerdos de los amantes se habían convertido en "sombras, sombras que querían convertirse en algo vivo y que no lograban".

La visión pesimista del amor dificultoso que muestra Stefan Zweig contrasta con la manera de entender este tipo de amor que describe García Márquez en El amor en los tiempos del cólera. Como es sabido, esta maravillosa novela supone un canto al amor, sin adjetivos. Aunque en sus comienzos los protagonistas se sienten atraídos, las diferencias sociales los separan y cada uno inicia su propio camino. Fermina Daza se casa con el afamado médico Juvenal Urbino y Florentino Ariza permanece soltero hasta que cuando Fermina enviuda se presenta ante ella y ambos deciden retomar el amor interrumpido durante cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días.

Fermina acepta viajar por el río Magdalena en uno de los barcos de los que es propietario Florentino, el Nueva Felicidad, en el cual se dedican a amarse sin los lazos, los desengaños y las ausencia de pasiones de la vida conyugal. Fue así como, por fin, se hizo realidad su amor, viajando solos en el barco, aprovechando la argucia de Florentino de poner una bandera amarilla, indicadora de que en el barco había enfermos de cólera.

Dos finales distintos para dos amores aparentemente imposibles. En la historia de Stefan Zweig el amor no logra superar la larga separación que sufren los protagonistas por causa de la Gran Guerra: los amantes que se reencuentran después de tanto tiempo y en un mundo nuevo no son capaces de vencer la fuerte carga del pasado. En cambio, en la de García Márquez triunfa el amor "aparcado" durante mucho tiempo, tal vez porque para el Nobel Colombiano, como el mismo dijo, en su discurso Palabras para un nuevo milenio, que pronunció en Cuna el 29 de noviembre de 1985, el amor es un "susto". Y hay sustos, y esto lo digo yo, de los que uno no puede nunca recuperarse.