En nuestro ordenamiento jurídico hay normas reñidas con el sentido común que llevan a situaciones indeseables como las provocadas por el procés. Sucedió ya con el caso de Josu Ternera ocupando escaño en el parlamento vasco o con el etarra Yoldi trasladado desde la cárcel al mismo parlamento como candidato a la investidura que no consiguió. ¿Puede Puigdemont convertirse en parlamentario europeo y ocupar uno de los escaños asignados a España? ¿Pueden Junqueras y socios obtener escaño en el Congreso y representar al pueblo español desde la prisión? Sí, porque las normas y los tribunales lo permiten. Han podido presentarse y ser elegidos como pudieron intentar eliminar la CE en Cataluña, declarar su soberanía, aprobar una ley de ruptura con la CE y el Estatuto catalán y declarar la república independiente de Cataluña. Pudieron poner en peligro la existencia del Estado constitucional español y pueden volver a intentarlo con sus partidos, sus programas y sus discursos. No hay más límites que los que establece el Código Penal de manera que si el mal sueño de una sentencia absolutoria o de una condena menor por desobediencia al TC se hiciese realidad, los hoy acusados de rebelión volverían a sus puestos y a su empeño vitoreados por los suyos al grito de ¡volveremos a intentarlo hasta conseguirlo!

Ocurre esto porque la única defensa que tiene la CE es la jurídica que, en última instancia, corresponde al TC y que consiste en declarar nulas las declaraciones de soberanía o de independencia y las leyes de transitoriedad y similares del parlamento catalán. Ahí acaba todo. Queda el 155 pero tiene sus límites. Permitió suspender el parlamento y destituir al gobierno catalán pero no puede impedir que siga avanzando el proyecto independentista cuidándose de no incurrir en delitos tipificados en el Código Penal, como incurrieron los hoy juzgados, y de no apoyar al terrorismo, art. 9 Ley de partidos políticos, como hacía HB.

Así es porque la nuestra no es una democracia militante en favor de unos valores políticos y de un proyecto nacional. Es una democracia abierta y permisiva en la que respetando los procedimientos de reforma es posible poner cualquier artículo, cualquiera, de la CE patas arriba. Y sin rozar el C. Penal es posible la defensa encendida de un proyecto político que persiga la desaparición de la España democrática y constitucional, la ruptura de su integridad territorial, la modificación de la forma política del Estado y lo que haga falta. La nuestra no es una democracia militante. Si lo es la de la Alemania Federal cuya Constitución dice en su artículo 21 que "Los partidos que por sus fines o por el comportamiento de sus adherentes tiendan a desvirtuar o eliminar el régimen fundamental de libertad y democracia, o a poner en peligro la existencia de la República Federal de Alemania, son inconstitucionales. Sobre la constitucionalidad decidirá la Corte Constitucional Federal"; en el 79 dice que "No está permitida ninguna modificación de la presente Ley Fundamental que afecte la organización de la Federación en Länder, o el principio de la participación de los Länder en la legislación, o los principios enunciados en los artículos 1 y 20" (derechos fundamentales) y, en fin, porque es una democracia militante que blinda valores y elementos esenciales, aborda la privación de los derechos fundamentales en estos términos: "Quien, para combatir el régimen fundamental de libertad y democracia, abuse de la libertad de expresión de opinión, particularmente de la libertad de prensa (artículo 5, apartado 1), de la libertad de enseñanza (artículo 5, apartado 3), de reunión (artículo 8), de asociación (artículo 9), del secreto de las comunicaciones postales y de las telecomunicaciones (artículo 10), así como del derecho de propiedad (artículo 14) y del de asilo (artículo 16a) pierde estos derechos fundamentales. La privación y su alcance serán declarados por la Corte Constitucional Federal". Lo de menos, siendo muy grave, es que Puigdemont y compañía obtengan el escaño en Europa y en España, lo peor es que así no hay forma de frenar al independentismo.