Hijo, para que no se pierda, ¿qué daríamos hoy que ayer no supimos dar? Es inútil plantearse volver atrás, lo único que tenemos está a nuestro lado y sin verlos, los días dejamos pasar. Solo te digo que para que no se pierda, ¿qué daríamos hoy que ayer no supimos dar? De qué sirve mirar atrás con el vano pretexto de que si volvieran, ahora lo haríamos mejor: lo hecho, hecho está, de nada sirve remover el pasado. De nada vale lamentarse. Nada soluciona decir que amaríamos más de lo que amamos ayer, que besaríamos más, que regalaríamos más, que acompañaríamos más... De nada sirve si a los que están a nuestro lado, sin verlos los dejamos pasar. Algo habrá que aprender de lo que hicimos mal y, para que no se pierda, ¿qué daríamos hoy que ayer no supimos dar? Si lo más valioso que tenemos nos vino regalado. Si nada nos llevaremos de este lugar, ¿qué cuesta el gesto de hacer fácil la vida a los demás? Si tantas oportunidades perdemos, de nada sirve bendecir su recuerdo. Solo te digo, hijo mío, que para que no se pierda, ¿qué daríamos hoy que ayer no supimos dar?