La noticia „y sobre todo la afectación al tráfico„ de la construcción de la nueva glorieta de R. y Cajal, me hace recordar un reciente reportaje de la TVG sobre la siniestralidad en esta clase de intersecciones. En el mismo se barajan diversas estadísticas, entre ellas una que dice que desde el 2016 aumentó dicha siniestralidad un 34%. Y acto seguido hacen una serie de entrevistas a diversos conductores donde queda muy claro a qué se deben estas cifras: al enorme cacao mental del que son víctimas los conductores al ser bombardeados con indicaciones falaces y contradictorias. Sirva de ejemplo una infografía, incluido en dicho reportaje, de la G. C. de T. en el que se dan unas desacertadas recomendaciones de cómo se debe circular en las glorietas. Por mucho empeño que ponga la G.C.T. o las PP.LL. mientras los ingenieros de tráfico sigan empecinados en diseñar los carriles circulares, la siniestralidad seguirá aumentando. Y lo más lamentable de todo esto es que hay una sencilla solución consistente en modificar levemente el diseño de carriles, pasando estos de circulares a longitudinales y complementándolos con flechas de dirección de destino. Esto lleva más de 15 años demostrando empíricamente su idoneidad en algunas de las glorietas más complicadas de A Coruña, en las que durante el primer año de su puesta en funcionamiento se redujo la siniestralidad en más del 85%, pero eso parece no importarle a nadie. Sé que estoy predicando en desierto, pero seguiré dándole vueltas a las glorietas, pero por carriles longitudinales.