Estamos de acuerdo en que si cometemos un delito nuestra suerte dependerá de la decisión final de un juez en función de los cargos. Cuando un político, o un cargo relevante comete el mismo delito, es probable que las acusaciones no prosperen en la forma esperada. Basta con remitirse a los hechos cotidianos que conlleva esa extraña benevolencia que hace que todo al final, quede en "nada".

La ley es igual para todos hasta que deja de serlo y, últimamente, está un tanto relajada. La corrupción sigue siendo rentable, la Justicia otorga.

La lógica nos dice que hay jueces de derechas y de izquierdas, y que esto los hace idóneos en la renovación de ciertos tribunales. Lo malo es que muchos no sepan discernir el ser... del hacer y las sentencias se orientan en función de estas variables ideológicas. De no ser así, algunos corruptos de sobra conocidos seguro que estarían en prisión y no saludando a las cámaras, con una condena de varios años a cuestas.

Y es que al final va a prevalecer lo dicho tantas veces: que lo importante es que se hable de uno aunque sea mal. Así que estos personajes al final están logrando el doble objetivo de ganar notoriedad y quedar relativamente "limpios".

Pero no se preocupen ya que habrá muchos más.