El Gobierno de Hong Kong, pro-Pekín, esperaba que en las elecciones a los Consejos de Distrito emergiera una mayoría silenciosa contraria a los jóvenes. Y ha sido todo lo contrario. Se recupera así la unidad entre los protagonistas de las protestas y los partidos partidarios de la democracia. El objetivo de Pekín, especialmente desde que Xi Jinping ha concentrado todo el poder, es reducir la libertad relativa de la que gozan los ciudadanos de Hong Kong. Las condiciones de esta región administrativa especial son una cuña en el proyecto de una China en expansión que pretende una homogeneidad total, en un sistema totalitario donde el Estado ejerce cada vez más control.