Al ver las imágenes emitidas por las cadenas televisivas de las Cabalgatas de los Reyes Magos que han recorrido las principales ciudades repartidas a lo largo y ancho de la geografía española, podía apreciarse que la atmósfera ciudadana predominante en las calles tenía poco que ver con el ambiente político existente en el Congreso de los Diputados unas horas antes. Y menos mal, porque menudo sería el escenario social formado en el caso de que los ciudadanos perdieran la compostura trasladando a la vida cotidiana lo acontecido en el hemiciclo. La ciudadanía desea y necesita una actividad política cuyo objetivo real sea el cultivo del bienestar general, debatiendo y mostrando las diferencias de manera edificante, guardando respeto a las instituciones y acatando las normas según marca la orientación de la brújula democrática. Resumiendo, la población acude a las urnas para elegir a representantes que trabajen con las manos limpias en el laboratorio del diálogo, las ideas y las medidas destinadas a mejorar sus condiciones de vida.