Los asistentes virtuales -Siri, Alexa, Cortana...- tienen voz femenina. Algunas feministas dicen que eso perpetúa los estereotipos. Se pasan buenos ratos con estas cosas. Si se parte de dividir la sociedad por el sexo y aplicarle monolíticamente los estereotipos se puede pensar que la mitad de los usuarios de asistentes virtuales tiene una voz de mujer que le sirve, pero también que la otra mitad tiene una voz hermana a la que creer. Esa elección a conveniencia la difunden de continuo las damas de la mañana televisiva.

Romper el estereotipo y poner voz masculina no libraría de objeciones serias.

1) La de invisibilizar (inaudibilizar) a los millones de mujeres asistentes en los últimos cien años, cuando empezaron a liberarse económicamente de los hombres, de los corsés, de las melenas largas y de otras opresiones trabajando de secretarias. A cambio dieron pie a la fantasía machista de los dictados en las rodillas de jefes vejetes y rechonchos en el humor gráfico, en respuesta al avance femenino.

2) La voz masculina, por consolidación mental del patriarcado, podría sonar autoritaria y aun expresándose de manera didáctica, podría interpretarse como una machoexplicación paternalista que lleva implícito un "tontita" que hace 60 años era explícito.

Estas preocupaciones son para personas sensibles que oyen al navegador del coche como si fuera una persona y para tontos que lo ven como si lo fuera. La verdadera "feminización" de los asistentes empieza más allá de la voz, porque les han programado respuestas de flirteo, de ambigüedad o de diplomacia para preguntas y órdenes que no deben darse a un asistente virtual ni a una persona y que entrenan a gilipollas a relacionarse con las máquinas tan mal como con las mujeres.