Lo que empieza como rumor, quizás simple insinuación, y más si se trata de sacar dinero al contribuyente, ya pueden oponerse plataformas y surgir colectivos denunciándolo, que al final ¡zas! la gabela se aplica. Eso va a ocurrir con el gravamen que nos van a imponer por usar las autovías. Hay que sacar más dinero para los gastos de conservación de esas, y de todas, las carreteras. ¿Pero esos gastos no están ya previstos por el Estado y los sufragamos con los impuestos? Sí, pero, como crecen, habrá que detraerlos de otras partidas. Y aquí viene el chantaje: ¿quieren que quitemos dinero a la sanidad o la educación para pagar el mantenimiento de las carreteras? Planteado así es pura coacción. ¿Por qué no detraerlo de los gastos militares, o de los de Hacienda o de las partidas para pagos de diputados, asesores presidenciales y demás chupatintas? Además, nos apremian diciéndonos que en “un imperativo” de la UE, ya asumido por el gobierno de Sánchez junto con otras reformas, para recibir los 140.000 millones de euros de los fondos comunitarios. Total, que automovilistas y transportistas van a ser obligados a fijar en el parabrisas, previo pago, un nuevo adhesivo cuyo importe repercutirá en el resto de la sociedad.