La Opinión de A Coruña

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Luis Carlos de la Peña

Regreso al pasado

Tenemos tan interiorizado el concepto del progreso continuo, la mejora en las condiciones de vida de las personas y la solidez de las instituciones, que embestidas brutales como la ejecutada estas semanas por la Rusia de Putin en Ucrania, nos retrotraen a un pasado que creíamos superado en Europa, un pasado olvidado en el cajón de los desastres de la primera mitad del siglo XX.

Desde la posmodernidad, allá por los arrabales de la surgencia de 1968, los grandes sistemas organizados por la razón y la tozuda voluntad de los hombres y mujeres por aferrarse a alguna fe, hicieron agua sin remedio. A partir de este baño de descreimiento, los días del régimen soviético como epítome de emancipación para millones de personas, estaban contados aunque ellos aún no lo supieran.

En 1978, la reforma económica china impulsada por Deng Xiao Ping ponía las primeras piedras de una economía liberalizada y competitiva que debería convivir con el férreo control político del partido comunista —un experimento que aún hoy observamos con asombro y desconfianza— y solo en Irán, el retorno del ayatolá Jomeini desde su exilio en París (1979) imponía las estrictas concepciones religiosas sobre los asuntos temporales.

Es de este calamitoso apéndice de la historia de donde llega el ataque disruptivo a las torres gemelas de Nueva York en 2001, la penúltima acometida a Occidente y sus valores antes de la agresión militar de estos días a la integridad territorial y la soberanía de Ucrania. Son, tanto el ataque de los fundamentalistas islámicos como ahora el de Putin, gestos desesperados por devolvernos al pasado. La religión y el nacionalismo combatiendo a las sociedades abiertas, aconfesionales, democráticas, que basan su razón de ser en el equilibrio de poderes, el diálogo entre diferentes y los consensos.

El cierre de las actividades comerciales de multitud de empresas occidentales en y con Rusia ejemplifica, mejor que mil declaraciones políticas, lo aberrante y ahistórico del paso dado por Putin al atacar militarmente a Ucrania. Si los intercambios comerciales evocan las ideas de paz, confianza, normas compartidas, encuentro entre las personas y progreso material, su cancelación aboca a quien lo padece, al aislamiento y a mayor precariedad global. El daño inferido por Putin a su propio país, lleva a Rusia a un retorno al pasado de impredecible calado.

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