La Opinión de A Coruña

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Tino Pertierra.

solo será un minuto

Tino Pertierra

Trabajos de amor perdidos

Fede: “La convivencia con Tere era agotadora. Siempre presumía de felicidad, siempre se mostraba entusiasmada con todo, siempre apelaba a los buenos sentimientos como forma de vivir, ahuyentando sombras, alejando cualquier atisbo de pesimismo, desalojando de sus días todo lo que pudiera recordarle que la vida, vaya, no es un cuento de hadas y que los malos ganan casi siempre y que los destinos sin vuelta de hoja siempre se imponen en la partida con cartas marcadas. Era agotadora, sí, pero me protegía contra mi habitual tendencia a ver el vaso medio vacío y el beso medio lleno. En cierto modo, me serví de su carácter expansivo y sonriente para esconderme de mis propias energías negativas. Era todo tan... feliz, tan... dulce... tan... cursi. Intenté ser lo que ella esperaba de un marido, y fallé con estrépito. Durante mucho tiempo estuve hecho una piltrafa tras el divorcio hasta que una buena amiga común me vio tan desolado que me invitó a comer y me abrió los ojos. Tere, aunque la quería mucho, no era lo que parecía en muchas cosas. Sin ánimo de ser exhaustiva, me contó sus engaños, sus infidelidades, su imperiosa necesidad de buscar emociones fuertes en abrazos menos débiles que los míos. Al saberlo sentí una extraña mezcla de rabia, decepción, alivio y desconcierto. Y al saber que Tere era muy distinta a la mujer que yo conocía, me entraron unos deseos irrefrenables de llamarla y...

Tú eres tonto, me espetó mi amiga con cara de frustración cuando se lo planteé, como diciendo: ‘¿Traiciono a mi mejor amiga para sacarte del pozo y tú me pagas intentando volver con ella?’ No supe qué responder y ella se levantó de golpe. ‘Pobre Fede, cómo vas a sufrir’, profetizó. Lo sé, dije, y no esperé a que saliera del local para sacar el teléfono móvil y marcar un número”.

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