La Opinión de A Coruña

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Roberto Carlos

La carabela de San Lesmes y Luis Gorrochategui

Puede parecer extraño, pero al comenzar a leer el nuevo trabajo del profesor Luis Gorrochategui nos vinieron muchas imágenes a la cabeza. El ser humano, a la hora de dar cabida a la imaginación, tiene unas ideas muy claras y otras que no lo son tanto. Siempre hemos oído hablar de España como ese lugar geográfico lleno de aventuras y de odiseas motivadas por nuestro poco conocimiento del tema o simplemente por que ahora mismo le damos a una tecla y parece salir toda la información con solo dar el número de nuestro carné de identidad.

El trabajo de Gorrochategui nos invita no solo a leer su obra sino a profundizar más en la misma y, si uno tiene interés, a visitar las obras que le han servido para escribir esta. Nacido en A Coruña en 1960 y graduado en Filosofía en la Universidad de Barcelona, actualmente prepara su tesis doctoral acerca de los presupuestos de la historiografía sobre España.

Solo con estas palabras ya nos damos cuenta que al comenzar por un tema poco a poco, como es el caso, vas descubriendo otros que forman este exhaustivo trabajo.

Ha sabido compaginar su labor docente con la investigación. La Carabela San Lesmes. El viaje épico de la Historia tiene otros primos hermanos: su Contra Armada: La mayor victoria de España contra Inglaterra publicada en 2020 o una obra anterior Contra Armada: La mayor catástrofe naval de la historia de Inglaterra en 2011 hasta la rebelión de los PIGS. La verdad oculta de la crisis y el saqueo del sur de Europa en 2013 que han servido, sin ninguna duda, para escribir la actual.

Hablar de carabelas y del mar nos acerca a la ficción mezclada con pinturas de realidad. A esas historias que leíamos siendo jóvenes, o no tan jóvenes, a esos mundos prohibidos o a esas aventuras, como es el caso, llenas de exploradores que luego han compartido sus vivencias como escribe Gorrochategui en forma de libro que uno puede leer por capítulos o, dado su interés, desde el principio hasta el final.

Su obra nos recuerda a Fernando de Magallanes, quien había resuelto emprender un largo viaje por el océano, donde los vientos soplaban con furor y donde las tempestades son frecuentes. Había decidido establecer una ruta que ningún navegante hubiera conocido hasta entonces, pero guardándose mucho de contar su proyecto por el temor a que intentaran de disuadirlo.

O la obra de un Premio Nobel de Literatura en 1954 Ernest Hemingway y su Viejo y el Mar con unas ilustraciones de Salvador Dalí. Unas vidas en La Carabela de San Lesmes como un verdadero noviazgo con la aventura y personajes en el tiempo como Dalí, que a los quince años ya tenía decidido ser tres cosas, pintor, célebre y millonario.

En el siglo XVII en Holanda vivió un capitán llamado Barent Fokke de quien cuentan que era terriblemente feo y siempre estaba blasfemando, ahora tenía cualidades como marino. Hacía la travesía desde Ámsterdam a Batavia en mucho menos tiempo que sus competidores, algo que en aquella época le ayudó a pensar que estaba aliado con el diablo. Al no regresar su barco ni su tripulación para todo el mundo quedó claro quién se lo había llevado. Como Fokke han sido muchas las historias que hay que leer detenidamente, donde los hombres y las mujeres se podían encontrar a grandes intervalos de tiempo. Se conoce la leyenda de las amazonas, algo trasladable en una carabela al libro de Gorrochategui. Pero, eso sí, con la mano de la historia esas mujeres guerreras de la antigüedad, entre quienes ha debido de ser algo lógico matar a los hijos varones conservando a las hijas. Cuentos llenos de Historia donde podemos localizar mitos vestidos de cierto escepticismo.

En alta mar pueden aparecer en ocasiones espejismos que ante el espectador presentan una ilusión engañosa, o también relatos de naves abandonadas por su tripulación cuyos cascos han sido los responsables de hacer inseguras las rutas marítimas durante un largo tiempo.

Es cierto que en 1525 siete naves de la expedición Loaísa-Elcano zarpan desde A Coruña con la intención de comenzar la anhelada ruta de las especies, descubierta en la primera circunnavegación al planeta, pero en esa titánica misión una de las naves, la carabela San Lesmes, encalla en una isla perdida en la inmensidad del pacífico. Sin posibilidades de regresar, la tripulación tendrá que abrirse camino en las paradisíacas playas de la Polinesia. Con una dedicatoria muy singular: A Robert Langdon, al valiente historiador que rescató una carabela española y toda su tripulación.

Personajes como Juan Sebastián Elcano, uno de los marinos siendo el primero en dar la vuelta al planeta, o Cristóbal Colón, quien tuvo mucha suerte al tropezarse, como escribe Gorrochategui, inopinadamente con el Nuevo Continente, confirmándose el proverbio que asegura: Dios premia a los valientes.

Son algunos de los nombres que junto a Langdon, que menciona en la página 209, y Andrés de Urdaneta y Cerain, uno de los máximos especialistas de la edad heroica de la exploración oceánica, junto a otros, o las aventuras en el estrecho de Magallanes con los dos capítulos que forman parte de esos viajes de la primera y segunda expedición a Alaska, forman parte del cuerpo de este estudio apasionante y enriquecedor.

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