Leo que Ramón Tamames ha presentado la 26ª edición de su Estructura económica de España, libro fundamental no sólo en las facultades de Ciencias Económicas y Empresariales sino en cualquier biblioteca que se precie de tal función. Y en el artículo que me sirve de referencia se hace una glosa del autor, de su trayectoria, vicisitudes —cárcel en los cincuenta, por su filiación políticas—, su ejercicio docente, etc., bajo un titular periodístico Un rojo de los de antes que es todo un resumen de su evolución ideológica. El periodista ha tenido además el acierto de citar a otro insigne economista, Juan Velarde, compañero de magisterio, coetáneo del autor comentado, sin omitir otros nombres de personajes de su época. De entre estos últimos, me llama la atención el largo párrafo dedicado a Alberto Ullastres, del “Opus Dei, primer modernizador —dice— de la triste España autárquica de Franco”, también economista, injustamente ignorado, que llegó a ser ministro de Comercio. Pensando en este reconocimiento a político de ideología tan distante a la de Tamames, me vino a la mente que es en la madurez cuando, serenadas las inquietudes diarias, fluye la sabiduría de saber apreciar lo valioso, a separar el trigo de la paja, como se dice vulgarmente.