Opinión | 360 grados

Assange sigue pudriéndose en una cárcel londinense para terroristas

La guerra de Ucrania ha relegado a segundo plano informativo la suerte del fundador de Wikileaks, Julian Assange, que sigue pudriéndose como un vulgar terrorista en la cárcel de alta seguridad londinense de Belmarsh.

Assange sigue pudriéndose en una cárcel londinense para terroristas

Assange sigue pudriéndose en una cárcel londinense para terroristas / Joaquín Rábago

El fundador de Wikileaks, organización sin ánimo de lucro publica en la red informes anónimos y documentos que los gobiernos tratan de ocultar a la opinión pública, espera allí su extradición a EEUU, donde se le acusa de espionaje y se expone a 175 años de cárcel.

Hace unos días se celebró en el Club Nacional de la Prensa de Washington un juicio público en torno a ese caso, inspirado en el famoso tribunal creado por los filósofos Bertrand Russell y Jean-Paul Sartre para juzgar los crímenes de EEUU en la guerra del Vietnam.

Uno de los llamados como testigos, Daniel Ellsberg, ex analista de las Fuerzas Armadas de EEUU que filtró en su día al diario The New York Times un informe secreto del Pentágono sobre el Vietnam, se unió a periodistas, abogados y defensores de los derechos humanos para solicitar al Gobierno de Washington que abandone su persecución judicial de Assange.

“Todo imperio necesita del secreto oficial para ocultar los actos violentos que garantizan su pervivencia”, afirmó Ellsberg, quien, después de que el Gobierno de Washington frenase por orden del fiscal general del presidente Nixon la publicación por el periódico neoyorquino de los llamados “papeles del Pentágono”, los filtró a otros diecisiete periódicos, uno tras otro.

El asunto llegó entonces al Tribunal Supremo de EEUU, que dio la razón al New York Times en una sentencia que ha pasado a la historia como uno de los “pilares modernos” de los derechos de la Primera Enmienda de la Constitución Americana, que protege, entre otras cosas, la libertad de expresión y de prensa.

En el ahora conocido como tribunal de Belmarsh, por la prisión homónima de alta seguridad de Londres, el ex líder laborista británico Jeremy Corbyn afirmó que si Assange es finalmente extraditado y sentenciado en EEUU, será un durísimo golpe a la libertad de información en todo el mundo.

Si eso ocurre, dijo Corbyn, un periodista en cualquier lugar del mundo se lo pensará dos veces antes de publicar una información o denunciar las violaciones de los derechos humanos o cualquier otra injusticia por temor a ser extraditado a EEUU.

No hay que olvidar que Assange tiene nacionalidad australiana y que fue detenido en Londres: estuvo refugiado durante siete años en la embajada del Ecuador, país cuyo presidente Rafael Correa le concedió asilo político, que luego le retiró por presiones de Washington su sucesor, Lenin Moreno.

El copresidente del tribunal de Belmarsh, el filósofo y activista croata Srecko Horvat, criticó la hipocresía del Gobierno de EEUU que, mientras dice defender la libertad de prensa, no duda en perseguir a un editor y periodista como Assange.

Cuando en 2020 se celebró en Día de la Libertad de Prensa, el entonces aspirante a la Casa Blanca Joe Biden expresó su “solidaridad” con los 360 periodistas entonces encarcelados en todo el mundo, algo que el político demócrata parece mientras tanto haber olvidado.

Biden se ha negado a retirar las acusaciones que presentó contra Assange su predecesor, Donald Trump, y no ha tenido en cuenta que la Casa Blanca de Barack Obama, en la que él mismo sirvió como vicepresidente, no se atrevió a dar el paso que daría luego Trump porque ello le habría obligado a acusar también al New York Times y otros diarios que publicaron las revelaciones de Assange sobre los crímenes de guerra de EEUU.

El 28 de noviembre del año pasado, The New York Times, The Guardian, Le Monde, Der Spiegel y El País publicaron una carta abierta en defensa de Assange en la que se explicaba que el australiano era el primer editor en verse acusado de espionaje por revelar secretos oficiales.

Entre las revelaciones de Wikileaks están las relativas a 15.000 muertes de civiles, así como violaciones, torturas y asesinato de detenidos a los que el Ejército estadounidense entregó a torturadores iraquíes, además de otros de civiles muertos en la guerra de Afganistán por las fuerzas de la coalición encabezada por EEUU.

Durante el juicio de Belmarsh, el nonagenario intelectual y activista Noam Chomsky afirmó que la ley de espionaje de EEUU “no tiene cabida en una sociedad libre y democrática” ya que se está utilizando sólo para “castigar el ejercicio del periodismo”.

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