Las claves del éxito

Begoña Peñamaría

Begoña Peñamaría

El verdadero éxito no consiste en otra cosa más que en la aplicación diaria de la disciplina. En cualquier ámbito de la vida, para obtener los resultados hay que visualizar un camino consistente en los siguientes pasos:

El éxito va de la mano de los hábitos, estos consisten en repeticiones y, a su vez, estas generan disciplina.

Y es que para triunfar en cualquier faceta existencial que nos propongamos, por pequeña que esta sea, no basta con tener una motivación que en realidad simplemente nos ayuda a empezar. La clave verdadera consiste en crear hábitos… Y estos se adquieren por repetición a base de practicar una y otra vez la misma tarea.

La única variable realmente imprescindible es la disciplina, algo tan sencillo y difícil al mismo tiempo, como hacer sin excusas lo que es de obligado cumplimiento.

El genial cineasta Woody Allen suele afirmar que la clave del éxito radica en insistir, y yo no puedo estar más de acuerdo con esa afirmación. Al fin y al cabo, insistir es repetir hábitos de forma disciplinada.

Luchar por creer aunque en realidad no creamos, por intentar cosas que no siempre nos salen bien, o por abrir caminos nuevos dentro de repeticiones de esfuerzo y trabajo constante y en una dirección más o menos clara, nos llevará inexorablemente a conseguir resultados.

Porque a diferencia de lo que algunos creen, lograr éxito no consiste necesariamente en hacerse millonario, sino en ir cumpliendo las metas que cada cual tenga. Adelgazar, aprender un idioma, ampliar el volumen de ventas en un negocio, formar una familia, o liquidar una hipoteca; son solamente algunos de los ejemplos con los que la mayor parte de la población—a buen seguro— se siente identificada.

Lamentablemente, todavía hay demasiada gente que considera que el triunfo radica en conseguir ser más rico que el vecino, en hacerse famoso, o en lograr un premio importante, pero no es cierto. Esos son adornos que la vida les otorga a algunos —con lucha o sin ella—, pero que no imprimen el carácter triunfador.

Ese viene dado únicamente por el esfuerzo, el hábito y la capacidad de disciplina. Así de sencillo y de complicado al tiempo. El éxito del que yo hablo no lo regalan en ninguna tómbola de la vida y perdura siempre.

Es un arma, un aliado y una herramienta forjada a fuego en la forma de ser de cada cual, que suele llevar a la satisfacción personal que conlleva alcanzar las metas. A acabar siendo caballos ganadores o, simplemente, a que los asuntos que nos ocupan florezcan como las hortensias en primavera.

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