Billete de vuelta

Sumar peras y manzanas

Francisco García

Francisco García

En el portón de la Academia de Platón, en unos jardines fuera de los muros de Atenas, había una inscripción que rezaba así: “Aquí no entra nadie que no sepa geometría”. De igual forma, en el frontispicio del Congreso de los Diputados, junto a las figuras de corte clásico, alguien debería escribir tal que así: “Sin mayoría, gobernar exige conocimientos de aritmética”.

En la semana crucial en la que se conforma —asunto nada banal— la Mesa del Congreso y continúan cerniéndose espesas brumas sobre las opciones de gobierno, habría que exigir a los políticos mayor empeño en el ejercicio del cálculo matemático: no gana quien obtuvo más votos si no consiguió los suficientes. O sea, que no va a gobernar la lista más votada, a menos que Sánchez así lo quiere. Posibilidad, por cierto, que entra en el catálogo de lo impensable.

No por tratarse de una obviedad tal consideración merece caer en el olvido: gobernará quien sume mayor número de escaños. Pero no a cualquier precio, ni vendiendo el país en almoneda al gusto de un prófugo de la Justicia. Ocurre que en esa realidad contable, a Feijóo no le da ni cosiendo al cuerpo místico del PP en la mesa de operaciones los miembros amputados que no le crecen, algunos de los cuales huelen tan a podrido como los retales que sutura el doctor Frankenstein en el quirófano de enfrente. Salga lo que salga de uno u otro sanatorio, el parte médico no aventura sanación.

A los dos líderes máximos, enfangados en la esgrima del navajeo, incapaces de abandonar las tinieblas de la oscura cueva platónica, donde solo se perciben sombras del mundo de fuera, habría que exigirles una vez más la exploración de un gran acuerdo. O pedirle al Rey que se lo exija a ambos. Aunque como nos enseñaron en el colegio, no se puede sumar peras y manzanas.

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