Tribuna

100 años de La Grande Obra de Atocha

Carlos San Claudio Yáñez*

El pasado 30 de agosto La Grande Obra de Atocha cumplía su primer centenario, cien años de un colegio por cuyas aulas han pasado miles de coruñeses desde 1923, haciendo realidad el sueño de Don Baltasar Pardal para el barrio de Atocha. El joven sacerdote, que había llegado a nuestra ciudad desde Santiago de Compostela diez años atrás, puso todo su empeño en sacar adelante a las familias y niños de aquella zona tan deprimida, entonces con altos niveles de pobreza y marginalidad, en esa Coruña hoy en día inimaginable.

Fueron muchos los que altruistamente se involucraron en el proyecto de Don Baltasar que flanquea la frontera entre la Plaza de España y la Plaza de As Atochas. Uno de ellos fue mi bisabuelo, José Santa Cruz, propietario de una chatarrería en la zona de Orillamar, popularmente conocida como “La Ferranchina”, quien ayudaba al fundador con todo lo que disponía, normalmente materiales siderúrgicos destinado a las tareas de construcción del colegio. Así, poco a poco y con pequeñas aportaciones, empezó a tomar forma la “grande obra” de Don Baltasar que hoy conocemos, cuyo origen se encuentra en el amor por los más necesitados.

Ahora regreso a mi colegio para celebrar su primer siglo de historia, honrado al hacerlo como concejal del Ayuntamiento, y orgulloso del centro escolar en que se ha convertido: un referente en educación sin dejar de lado a aquellos que más lo necesitan. Vuelvo a la que fue mi casa durante quince años, desde el parvulario hasta bachillerato, donde se forjaron grandes amistades y rememorando tantas vivencias que parecen grabadas a fuego.

Con todo, mi admiración está puesta en la labor que llevan a cabo las Hijas de la Natividad de María, a las que con tanto cariño nos dirigimos como “Señorita” o “Seño”, por su enorme vocación de entrega, dedicada a la infancia y al desarrollo humano. No sólo en nuestro colegio coruñés, sino también en los otros centros educativos de Galicia y Latinoamérica. Tampoco puedo dejar de dar gracias a los profesores, personal no docente y voluntarios de la Asociación Baltasar Pardal; todos sois un pilar fundamental de la ya centenaria Grande Obra de Atocha.

Somos miles los que formamos la enorme y longeva familia de La Grande Obra de Atocha. Cada vez que me encuentro con un antiguo alumno, sea de la generación que sea, la emoción aparece en el recuerdo de los momentos entre los muros del patio de la parra y el de San Juan, o entre el pabellón rojo y el salón del trono. Todos los de Atocha formamos parte de un legado que un siglo después continúa con tantas ganas de ser vivido como el primer día.

¡Vamos a por otros cien más!

*Carlos San Claudio Yáñez es concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento. de A Coruña y ex alumno de La Grande Obra de Atocha