Al azar

‘Maniac’, el libro del siglo XX

Matías Vallés

Matías Vallés

Al examinar las listas de los mejores libros de 2023, se verifica la presencia inevitable de Maniac, la biografía polifónica del polímata John von Neumann escrita por Benjamín Labatut. La constatación es reconfortante, todavía hay justicia en la literatura, pero la inquietud surge al examinar a los competidores. Sin necesidad de señalar para no hacer publicidad, los restantes candidatos incluido el Fortuna de Hernan Diaz quedan muy lejos de una aproximación deslumbrante a la ciencia contemporánea. Comparen por ejemplo con el letárgico Prometeo americano, el triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer, de Kai Bird y Martin. J. Sheerwin, que no solo mereció un Pulitzer sino que envenenó una de las películas más decepcionantes de 2023. Ambos libros se solapan además en la bomba atómica

Hay que aislar Maniac, proteger a este electrón libre de la literatura de sus contemporáneos. Admitamos que cada parto merece una novela ejemplar, con independencia de que se produzcan más de cien millones de nacimientos al año, pero aquí se habla de la reconstrucción narrativa de la realidad. El chilenoholandés Labatut ha llevado a cabo la hercúlea tarea de escribir su relato de semificción primero en inglés y después en castellano, a la mayoría de sus colegas les costaría copiarla en un solo idioma.

Von Neumann posee una historia propia, que ya gozaba de una biografía canónica, de las memorias de su hija y del reconocimiento universal. Al abordar al creador de la teoría de juegos, Labatut introduce la colisión de dos visionarios, personaje y autor. Por no hablar de la insatisfacción compartida ante las limitaciones de la inteligencia humana. Su dios Gödel les apeó de la tentación totalizadora. Maniac se alinea sin nombrarlo junto a Niels Bohr, cuando aclaraba que la ciencia tampoco era la verdad ni una descripción exacta del universo, sino el discurso pactado sobre la realidad circundante. Lévi-Strauss hubiera asentido.

Maniac tiene nombre de ordenador, y no es la obra más importante del año porque es el libro del siglo. Del siglo XX, sin ir más lejos. Labatut ya había confirmado en Un verdor terrible su facilidad desconcertante para adentrarse en los enigmas científicos, un capítulo divulgador en que solo Carlo Rovelli puede disputarle la preeminencia. En cambio, el chileno cuarentañero cabalga sin rival en la comprensión del espíritu científico, en la descripción de un pelotón de genios que cambiaron el curso de la humanidad en la primera mitad de la pasada centuria. Y que no han disfrutado de sucesores a su altura.

Maniac cuenta con un epílogo al estilo unamuniano, sobre las maquinaciones del juego del go. Labatut recurre a esta disciplina de reglas elementales para demostrar que el ser humano ya no puede perfeccionar a las máquinas, solo es capaz de empeorarlas.

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