360 grados

Biden nunca derramará una lágrima por el pueblo palestino

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Frío como una anguila, el octogenario presidente de EEUU, Joe Biden, ha vuelto a demostrar su más absoluta falta de empatía con los sufrimientos del pueblo palestino.

En una breve declaración con motivo de los cien días del ataque de Hamás contra Israel, Biden tuvo palabras sólo para los rehenes en poder de esa organización y no mencionó para nada a las más de veinticuatro mil víctimas palestinas de los bombardeos del Estado sionista.

“Durante cien días, (los rehenes) han estado temiendo por sus vidas, sin saber lo que el mañana iba a traerles. Durante cien días, sus familias han vivido angustiadas y con la esperanza de que sus seres queridos pudieran volver pronto sanos a casa”, dijo el político demócrata.

Biden condenó una vez más el “brutal ataque” de Hamás, se jactó de la pausa humanitaria negociada con Qatar que permitió la liberación de algunos de esos rehenes y aseguró que su Gobierno lleva a cabo “una diplomacia agresiva” para lograr la liberación del resto.

“Nunca olvidaré el dolor y el sufrimiento de las familias de rehenes estadounidenses aquel día terrible, dijo el presidente, quien reafirmó “su compromiso” con todos ellos: “Nunca cesaremos en nuestros esfuerzos por traer a los (rehenes) norteamericanos a casa”.

Como se ve, ni una sola palabra sobre los ya cerca de veinticinco mil civiles palestinos muertos en los bombardeos indiscriminados de Israel contra la franja de Gaza, de ellos cerca de la mitad menores.

Ni una sola mención tampoco a otros rehenes, esta vez de Israel: los centenares de jóvenes arbitrariamente detenidos en las cárceles del Estado judío.

Ya desde su época de senador y luego como vicepresidente de Barack Obama, Biden se ha caracterizado por su apoyo sin fisuras al Estado sionista.

Como senador, criticó al primer Bush cuando éste amenazó con retirar a Israel las garantías de la Casa Blanca por su política de asentamientos ilegales.

Amenaza que propició la caída del gobierno del Likud y su sustitución por el laborista Isaac Rabin, impulsor de los acuerdos de Oslo con la Autoridad Nacional Palestina.

En su etapa de vicepresidente, Biden intentó por todos los medios torpedear los esfuerzos del presidente Barack Obama por presionar al Estado judío.

Y desde el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre, su Gobierno no ha dejado de enviar a Israel bombas de enorme potencia con las que sus Fuerzas Armadas han podido continuar su campaña de destrucción de Gaza y limpieza étnica de la población árabe.

Joe Biden, católico descendiente de inmigrantes irlandeses, nunca derramará una lágrima por el pueblo palestino.