Tú y yo somos tres

La vicepresidenta Yolanda, experta en gimnasia doméstica

Ferrán Monegal

Ferrán Monegal

Resulta que la vicepresidenta y ministra Yolanda Díaz ha ido esta semana al LateXou (La 2 de TVE), y para que la velada resultase más espumosa y entretenida le ha enseñado a Marc Giró cómo se hacen las sentadillas.

Contaba que ella las hace continuamente. Sobre todo antes de subir a las tarimas a dar alguna alocución o discurso. Le dijo a Marc: “Culo para atrás, piernas separadas, agáchate, y bajas y subes”. Y Marc Giró, puesto en cuclillas, hacía lo que podía. Hombre, estoy de acuerdo con la gimnasia doméstica. Cualquier elemento que tengamos en casa sirve. Una pared, una silla... Con el palo de la fregona se pueden hacer maravillas, al estilo de lo que hacen en el taichí o el kung fu con el palo de bambú. La visita de la vicepresidenta al LateXou de TVE ha sido eso: entretenimiento y espuma. Es lo que se lleva. Para los políticos, acudir a este tipo de ejercicios televisivos es como vivir un momento de relax. Diversión efervescente. Agua de litines. Creen que ganan popularidad y simpatía. Se suelen divertir más ellos que nosotros, eso sí. A mí particularmente Marc Giró me gusta cuando explosiona como pijo de Pedralbes, aquel estilo del inolvidable Tito B. Diagonal (Jordi Estadella), y nos hace escenificaciones llenas de segundas intenciones y picardías. Como aquella vez que nos contó que le okuparon el piso, y el okupa era tan hermoso, tan varonil, que Marc quedó subyugado y le ofreció cama con derecho a cocina de por vida. Que una okupación acabe en un flirt no suele darse en la vida. Pero hubiera sido un buen hilo de conversación con la vicepresidenta y ministra.

La tele, no obstante, no va por ahí. O montan vistosas burbujas para entretenerse entre ellos mismos, o si te descuidas y caes en Tele 5 Sandra Barneda te lleva al Caribe y te transforma en un cornudo. En este festival cornúpeta llamado La isla de las tentaciones el miércoles salió un ingenuo muchacho llamado Adri, que vive en Salou, y dijo que quería curarse de unos celos que tiene muy enfermizos. Pues sí, ha ido al lugar oportuno. Cuando la Barneda le dijo, “mira, Adri, mira”, y vio a su novia, Mariona, que es de Reus, fileteándose la boca con otro pollastre, al pobre Adri le creció de golpe una cornamenta que a su lado la del padre de Bambi es de risa. ¡Ah! Qué meritorio trabajo el de Sandra Barneda en su papel de Celestina impulsora de cornudos.

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