Solo será un minuto

La cama es el espejo del alma

Tino Pertierra

Tino Pertierra

La cama es el espejo del alma. Hay quien la considera un territorio que defender y quien la usa como espacio para atacar. Dominantes y abdominales en distintos grados de posesión y calores. Sábanas como mortajas para quienes llegan al final del día como si solo quedara la firma de un armisticio. Con la vida o con la muerte. Antesala de sueños que buscan las cosquillas o directamente te abren en canal. Lo peor de las pesadillas no es recordarlas, sino olvidarlas al despertar impidiendo que puedas analizarlas y tratar de buscar explicación a los códigos del subconsciente, ese almacén de información privilegiada a la que no tenemos acceso cuando abrimos los ojos. Quizás un poderoso ordenador cuántico podría elaborar un cuantioso y preciso informe sobre nosotros si tuviera acceso a nuestros pensamientos antes de dormirnos y perder el control. El significado de las fantasías reiterativas, las claves de lo que confesamos a la almohada sabiendo que queda entre tú y ella, los balances de cuentas después de una jornada de pasos hacia delante o hacia atrás o hacia un lado, en modo cangrejo para esquivar problemas o alejar decisiones.

Inventario de toda la chatarra y escombros que se van acumulando en distintos paisajes con distantes paisanajes. La cama como espejo de resignaciones y recuentos, aplazamientos y condonación de deudas. Perdón, quería decir dudas. La cama, también, como invitación a fiestas de piel y miel, como refugio y temblores, quizá como último mirador desde el que contemplar el más acá por última y reveladora vez a la espera de la gran respuesta a la gran pregunta que nos desespera.

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