Shikamoo, construir en positivo

Comunicando... desde el Muditel

José Luis Quintela Julián

José Luis Quintela Julián

¿Han llamado alguna vez ustedes por teléfono? No, no me miren con esa cara, que se podrían sorprender. Lo digo porque, cuando daba abundantes charlas por doquier sobre desarrollo y derechos socioeconómicos de las personas, uno de mis datos favoritos era explicar el enorme porcentaje de personas sobre la faz del planeta que jamás han tenido tal experiencia. No les digo ahora cuál por no equivocarme, pero en aquel tiempo —no hace tanto— superaba bastante la mitad. ¿Les parece raro? Pues... en absoluto. Sepan que la forma de vida más común sobre La Tierra dista mucho de la suya, por mucho que les parezca que este es el modelo más habitual y normalizado. Existen muchísimas personas —pero muchísimas— que no disponen ni de traída de agua potable ni de electricidad, de servicios sociales básicos o de atención sanitaria, y mucho menos de algo tan sofisticado como es el acceso a redes de telecomunicaciones del siglo XXI. Esa, pese a los avances en insumos y servicios sociales básicos en algunas zonas del planeta en los últimos años, no deja de ser la realidad...

Pero hoy no les voy a hablar en este último día de enero de desarrollo. Hoy me centraré en la magia de la telecomunicación y, más allá de las gigantescas corporaciones que están a ello, en las personas que lo hacen posible. Una multitud de seres humanos que, desde una perspectiva muy multidisciplinar, abordan cada uno de los aspectos relacionados con la posibilidad de comunicarnos. Y si la mirada es de tipo retrospectivo, entonces con muchas más personas involucradas. Porque lo que hace hoy una moderna central digital automática, con una o dos personas supervisando el conjunto delante de un par de pantallas, antes era posibilitado por muchísimos empleados y empleadas en gigantescos centros de trabajo, con procesos analógicos y manuales, que tenían que ser coordinados y optimizados. Y eso implicaba, claro, mucha capacidad, voluntades y esfuerzos...

Si ustedes van al increíble Muditel, Museo Didáctico de las Telecomunicaciones, sus protagonistas podrán contárselo. Y la buena noticia es que no tendrán que desplazarse lejos. De hecho, ese documento vivo de la evolución de las comunicaciones en España está en la ciudad, en la Central de O Montiño en O Castrillón, siendo el único de su especie. ¿Por qué? Pues porque tal propuesta, surgida de la inventiva, la capacidad y la generosidad de algunos trabajadores prejubilados o jubilados de la empresa que un día fue pública y que históricamente desarrolló la telefonía en el país, nos muestra una visión evolutiva de dicha temática, con todos sus elementos en perfecto uso. Así, es fantástico poder realizar una llamada fuera de las instalaciones desde uno de los más primitivos teléfonos, conectado a una centralita de aquella época, que a su vez se comunica con otra que en su día estuvo instalada en un núcleo mayor, para dirigir la comunicación hacia un equipo analógico de los que antes había en centrales importantes en las ciudades, como la de San Andrés, y que ha sido recuperado, preparado y modificado al efecto.

Y ya ven, allí me fui con un grupo de chicos y chicas y profesorado del IES Agra do Orzán involucrado en su ínclito Club de lectura científica, con el que me honro en colaborar, pudiendo disfrutar de la jornada de la mano de personas concretas que un día hicieron posible ese museo, y que siguen llevándolo a buen término cada día con ilusión, experiencia y muchas ganas. La pena es que, desde instancias oficiales como el Ayuntamiento o la Xunta de Galicia, no se dé continuidad a una iniciativa tan interesante, produciendo el empujón que necesitaría para estar verdaderamente en el nivel de promoción y recursos que le correspondería por su interés desde el punto de vista científico-tecnológico, social y económico. Porque este museo es una joya, sin duda, y porque las telecomunicaciones, como saben y como es evidente hoy más que nunca, son un elemento indispensable para el desarrollo y para la actividad en cualquier sector. Visitando el Muditel uno puede comprender de primera mano todo el camino andado por una sociedad que hoy está a punto de retirar todo el cable de cobre de la ciudad, con una sustitución efectiva total por fibra óptica, mucho más evolucionada.

Otro día ya hablaremos de la fibra... ¿Conocen ustedes el fenómeno de la reflexión total? Pues ahí empieza la magia de esta comunicación por medio de luz confinada en vidrio, y no por un flujo de electrones. Hablar de esto a mí también me toca el alma, ya que está relacionado con el que un día fue mi tema de investigación en el Laboratorio de Óptica de la Facultad de Física de la USC, y porque fui docente de la materia de Óptica en tal Facultad de dicha Universidad. Tiempos aquellos, queridos y queridas... Hoy a otra cosa, mariposa. Ya ven, a actividades tan interesantes como la de poder darme una vuelta por el referido Muditel, que rezuma sobre todo el interés, ilusión, magia y capacidad de los antiguos empleados que hace un par de días cautivaron a toda la expedición del Agra, independientemente de la edad... Un interesante encuentro intergeneracional, de esos que me meto sin duda en el saco de aquello con lo que aprendo y disfruto... ¡¡¡Gracias mil!!!

P.D. ¡Una propuesta, queridos y queridas! Organicen un pequeño grupo de unos diez amigos y amigas, contacten y... ¡¡¡pasen ustedes por ese coqueto museo que les cautivará!!!