El Sínodo de Obispos para África manifestó ayer que el problema del sida "no puede superarse" con la distribución de preservativos y solicitó el reconocimiento de "el éxito" de los programas que aconsejan la abstinencia entre los no casados y la fidelidad en el matrimonio.

Los obispos, reunidos en el Vaticano, señalaron que la Iglesia "está en primera línea" en la lucha contra el VIH y en la atención a las personas que padecen el virus. Además, pidieron "a los potentes de este mundo" que el continente africano sea tratado con respeto y dignidad, argumentando que África "reclama desde hace tiempo un cambio del orden económico mundial respecto a las estructuras injustas que se han acumulado sobre ella".

Los representantes episcopales denunciaron también que la crisis económica "ha provocado la necesidad de un cambio radical de reglas", y añadieron que "sería una tragedia" que los cambios se tradujesen "sólo en beneficios para los ricos", repercutiendo "una vez más" de forma negativa en la población de los países más pobres. De hecho, señalaron que la mayor parte de los conflictos, las guerras y la pobreza existentes en África "se derivan principalmente de estas estructuras injustas".

Durante la reunión de ayer, los obispos demandaron "un cambio" en la cuestión de la deuda que pesa sobre los países pobres -la deuda externa- y que, en su opinión, "mata literalmente a los niños". Denunciaron así a las sociedades multinacionales "que explotan los recursos naturales con una devastación criminal del ambiente". Consideran que "es una política miope" la que fomenta las guerras "para obtener beneficios rápidos con el caos, al precio de vidas humanas y de sangre".

A nivel interno, el mensaje lanzado ayer desde el Vaticano solicita a los obispos africanos que sean "modelos de buen gobierno, de transparencia y de buena gestión financiera" en sus sedes locales, y sugiere la creación de programas de microcréditos para acabar con la pobreza, "gran obstáculo a la paz y a la reconciliación".

Después de recalcar la necesidad de la unidad de acción entre el episcopado africano, los obispos pusieron de manifiesto "la importancia de los católicos en la vida política", argumentando que "África necesita santos cargos políticos que despejen la corrupción del continente y trabajen por el bien de la gente". Así, lamentaron que muchos católicos que desempeñan cargos de prestigio "no hayan respondido adecuadamente", y los invitaron a arrepentirse y dejar el ruedo público.

Los religiosos también reclamaron el reconocimiento y la promoción de la aportación específica de las mujeres en el ámbito social, e instaron a las iglesias locales a crear "estructuras concretas que garanticen su participación real".

Al final de la reunión, el Sínodo de Obispos afirmó que hay muy buenas noticias en África "gracias al buen gobierno", y que "los medios de comunicación dan prioridad a las negativas y se centran en las desgracias y defectos".