La tecnología de nuevo al servicio de la ciencia. Un robot sumergible navega desde ayer frente a las islas de las Rías Baixas con el objetivo de recopilar datos sobre las condiciones físicas de las aguas gallegas. De funcionamiento completamente autónomo, el planeador submarino ha sido programado para permanecer sumergido hasta agosto. Durante todo este tiempo y cada vez que el robot ascienda a la superficie, transmitirá datos como temperatura, salinidad, densidad, contenido de clorofila, material suspendido, oxígeno y velocidad de la corriente.

Investigadores del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM-CSIC), en colaboración con la Universidad de East Anglia (UEA) del Reino Unido son los responsables de una misión científica que despliega por primera vez en Galicia un minisubmarino robotizado capaz de alcanzar los 1.000 metros de profundidad.

Hasta ahora y al menos en Galicia, similar información a la que recabará este IRobot Seaglider se conseguía mediante rastreos dirigidos desde buques oceanográficos. "Con el despliegue de este robot sumergible se reducen costes y la fiabilidad de los datos es mayor", razona Des Barton, profesor de investigación del CSIC y uno de los directores del proyecto oceanográfico.

Fabricado por una empresa norteamericana, el IRobot Seaglider -de dos metros de largo y 52 kilos de peso- se ha convertido en una herramienta muy demandada en todo el mundo. Salvo por la batería que alimenta sus sensores de bajo consumo, no necesita de otra energía para navegar, pese a carecer de hélices. El motivo es que, para desplazarse, el robot manipula su flotabilidad y la combina con la velocidad de los descensos, de ahí el nombre de "planeador".

El lanzamiento al agua del minisubmarino se efectuó ayer desde el Mytilus -buque del IIM- a la altura de Cabo Silleiro (Baiona). Antes de programar su ruta definitiva se realizaron varias pruebas con navegaciones de media hora de duración a cotas de hasta 70 metros de fondo. El artilugio funcionó a la perfección y en torno a las 12.30 horas inició su navegación en solitario.

La elección de junio como fecha para lanzar este robot no es casual. En esta temporada las aguas profundas, ricas en nutrientes, se desplazan o afloran a superficie propulsadas por la combinación de la acción del viento y la rotación de la Tierra. En el CSIC están convencidos de que la información que suministre el robot será de gran utilidad para comprender mejor la dinámica costera. Por ejemplo, permitirá predecir la deriva de las larvas de interés comercial y la dirección de los vertidos contaminantes; y también la aplicación de mejoras en la previsión del estado de la mar.

El planeador submarino tiene por delante una maratoniana tarea. Su programación le llevará desde la costa hasta 150 kilómetros mar adentro haciendo perfiles entre el fondo y la superficie. Cada vez que emerja enviará vía satélite esos valiosos datos a los laboratorios del IIM y de la UEA para su procesamiento y análisis por parte del equipo de investigadores.