El chef catalán Santi Santamaria falleció ayer a los 53 años en Singapur, donde visitaba un restaurante de su propiedad que dirige su hija. El cuerpo del cocinero se trasladó al Hospital General del país asiático y, según fuentes del centro, hoy se le realizará la autopsia para determinar las causas de su muerte antes de que sea enviado a España. Santamaria murió sobre las 20.30 hora local y fue uno de los trabajadores del establecimiento quien comunicó el fallecimiento a las autoridades locales y a la Embajada de España.

Fuentes diplomáticas confirmaron que en principio y "a la espera de las pruebas médicas", la muerte se produjo por causas naturales. Por su parte, la embajada de España en Singapur informó que ha iniciado las gestiones para repatriar los restos mortales a España. Los familiares del cocinero catalán agradecieron "todas las muestras de cariño" recibidas tras conocerse la noticia y anunciaron que han iniciado los trámites para su repatriación.

En Can Fabes, el restaurante que abrió en 1981 en su localidad natal de Sant Celoni, cerca de Barcelona, el jefe de cocina y mano derecha del chef, Xavier Pellicer, expresó su pesar por la noticia. Pellicer declaró que el equipo está "sobrepasado", pero "trataremos de seguir adelante" y que "no se acabe su legado". Además, indicó que desconoce las causas del fallecimiento aunque, al parecer, tuvo "un ataque al corazón tras desmayarse".

La noticia ha causado gran consternación entre sus colegas en España. Su defensa de la cocina clásica le acarreó críticas de compañeros como Juan Mari Arzak o Ferrá Adriá, que apuestan por el uso de sustancias químicas. "No tengo palabras", destacó Arzak, quien señaló que a pesar de "tanta polémica" era "amigo de toda la vida". El cocinero vasco consideró que esta pérdida era muy importante, porque era uno de los grandes de la gastronomía española.

Ferran Adrià, se declaró "en estado de choque" y reconoció que todo el mundo conocía las "discrepancias" en el terreno profesional, "pero también mucha gente sabía de la amistad previa". La noticia de su muerte supera, según sus palabras, las diferencias por sus estilos de cocina. El chef Martín Berasategui también se mostró sorprendido y aseguró que Santi era un "fuera de serie" que "entregó su corazón y su vida a la gastronomía".

Santi Santamaria inauguró su restaurante de Can Fabes en 1981 y en 1994 consiguió la tercera estrella de la Guía Michelin, convirtiéndose en el primer chef catalán que obtenía esta distinción. También abrió otros locales como el Sant Celoni de Madrid, que ostenta dos estrellas Michelin; el Evo con una, y el Tierra de Toledo, con otra. Era propietario de otro establecimiento en Dubai, el Ossiano en el hotel Atlantis the Palm, además del Santi de Singapur.