Usuarios y BNG cargaron ayer contra la propuesta de la Consellería de Sanidade de cobrar 10 euros por renovar la tarjeta sanitaria de quien la pierda, alegando que cada año debe asumir el coste de reponer 100.000 documentos extraviados. Ambos vincularon esta medida con una estrategia para imponer el copago en la sanidad gallega por parte de la Xunta.

El presidente de la Plataforma pola Defensa da Sanidade Pública, Manuel Martín, tachó la propuesta de "intolerable" y la vinculó con la introducción paulatina del copago en la gestión sanitaria por parte de la Consellería de Sanidade. "Forma parte del recorte de la administración sanitaria al que asistimos y que hace caer sobre la ciudadanía una cascada de impuestos y el copago para pagar por un servicio sanitario que debe ser gratuito. Es inadmisible. Hay otra forma de ahorrar, principalmente con una mejora de la gestión o protocolos para no solicitar pruebas diagnósticas innecesarias", argumentó. "Así se ahorrarían miles de euros y no tendría que pagar 10 euros quien pierda su tarjeta", añadió.

La Consellería de Sanidade justifica la tasa alegando que busca "concienciar" a la población de la necesidad de cuidar el documento y de "ponerlo en valor". Esta novedad se incluye en el proyecto de medidas fiscales que la Xunta tramitará al mismo tiempo que los presupuestos. "La renovación en caso de pérdida tiene un coste. No hacemos nada que no se haga con otros documentos como el pasaporte o del DNI", añadieron fuentes del departamento de Pilar Farjas, que recuerdan que solo se aplicará a los casos de pérdida porque la tarjeta ahora no se renueva como sucedía antes, sino que es útil sin ningún tipo de fecha de caducidad.

La iniciativa fue criticada por el Consello Económico e Social en su dictamen sobre este texto legal, en el que arremete contra la subida "general e inoportuna" de tasas en plena crisis. En el caso del cobro por la tarjeta sanitaria, atribuye la propuesta a un "error". El CES recuerda que actualmente no se renueva el documento y sostiene que el cobro de diez euros es "exagerado" para su reposición "toda vez que es un documento imprescindible para recibir asistencia".

Sin embargo, el CES introduce un matiz. "El CES propone que se elimine dicha tasa cuando menos para los supuestos de reposición en los que no concurra responsabilidad de la persona usuaria", indica. Sanidade alega que sólo se cargará a quien pierda el documento, pero también debería abonarlo quien, por ejemplo, sea víctima de un robo.

El asunto también generó un enfrentamiento político. El portavoz parlamentario del BNG, Carlos Aymerich, criticó la "injusticia social" aplicada en los presupuestos de la Xunta, que "renuncia" a aumentar el tramo autonómico del IRPF a las rentas altas mientras sube tasas "a los que menos tienen" a través de impuestos indirectos como el canon del agua y otras tasas, aspecto que también denuncia el CES. En este punto, arremete contra el cobro de 10 euros por expedir la tarjeta sanitaria, que califica como "copago sanitario"

Por su parte, el PP replicó esta crítica y tachó de "despropósito" calificar de copago la iniciativa de Sanidade. "En Galicia se pierden 100.000 tarjetas, muchas veces por la despreocupación de sus titulares, lo que supone un importante desembolso para la Xunta", alegó el diputado Miguel Santalices. Sanidade pretende, añade, "que los usuarios valoren la tarje y se preocupen por su conservación".