El fundador y presidente de Renacer, José Fernández Pernas, reconoce que las entidades que trabajan con los más desfavorecidos afrontan con dificultades su día a día, ya que la crisis ha "disparado" la demanda de ayuda. "Cada día recibimos una media de treinta nuevas peticiones", destaca.

-¿El perfil del necesitado también ha cambiado con la crisis?

-Sí. La imagen de la pobreza se asociaba con el indigente o con el drogadicto y el alcohólico, pero ahora a las entidades de acción social llegan jóvenes parados con formación, trabajadores con sueldos que no les alcanzan para llegar a fin de mes e, incluso, familias que se han quedado sin nada.

-¿Ante qué tipo de situaciones se encuentran a diario?

-Cada día atendemos una media de treinta nuevos casos, a cada cual más conmovedor. Hace unos meses, por ejemplo, se puso en contacto con nosotros un matrimonio de inmigrantes que tenían un bebé con intolerancia a la lactosa y que sufría fuertes diarreas. Necesitaban una leche en polvo especial para alimentar al pequeño, pero no tenían dinero y, entonces, se la compramos nosotros.

-Aumenta la demanda de ayuda pero bajan las subvenciones. ¿Renacer también ha sufrido recortes?

-Benestar nos ha mantenido su asignación de 20.000; pero Emigración la ha bajado de 50.000 a 20.000. Aún así, nuestro presupuesto se mantiene más o menos estable, gracias a que el alcalde de A Coruña, Carlos Negreira, ha cumplido su promesa electoral y nos ha hecho llegar 20.000 euros que se ha ahorrado el Ayuntamiento en mantenimiento de coches oficiales y otros gastos.