La idea de cobrar una tasa por gastos de estancia en el hospital, desde comida, cama o ducha, lanzada por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha provocado una corriente de críticas en el sector sanitario al considerar que "esta arriesgada medida" rompería la equidad entre pacientes y también los pilares básicos de la sanidad pública. Los médicos rechazan que se cobre por la hospitalización en Galicia porque crearía "graves desigualdades sociales", abriendo una brecha entre los enfermos con más y menos recursos, "ya que no podrían acceder a los mismos servicios". Los sanitarios explican, además, que los servicios de hospital "forman parte de la prestación sanitaria", de modo que, en principio, ven ilógico "separar la estancia en el hospital del propio tratamiento del enfermo".

Si bien el presidente de la Xunta dejó la puerta abierta a implantar esta tasa, también dejó claro que la prioridad para ajustar presupuestos está en la prestación farmacéutica y, además, destacó que el último recurso sería el cobro por consulta, tratamientos, operaciones o pruebas diagnósticas. Para facultativos y sindicatos la propuesta de la tasa hospitalaria no ha pasado inadvertida porque, según explican, "se trataría claramente de un copago, aunque no utilicen el término".

"Sería un paso más en la introducción del copago, que se sumaría al cobro por la tramitación de la tarjeta sanitaria, el bloqueo de la tarjeta a los parados de larga duración, a los emigrantes con menos de 183 días empadronados, al pago por un uso irresponsable o al pago por adelantado de las prótesis de enfermos", critica el portavoz de la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública, Manuel Martín. Esta asociación, que prepara una manifestación para el día 21 de diciembre ante el Parlamento por las últimas iniciativas del Sergas, entiende que la hipotética tasa hospitalaria "supondría un grave atentado a la equidad ya que diferenciaría entre pacientes con recursos económicos y los que no los tengan a la hora de recibir determinados servicios en los hospitales públicos". Añade Martín que es "imposible" diferenciar entre servicios sanitarios y no sanitarios en la asistencia hospitalaria: "La limpieza, esterilización, alimentación o higiene personal son tan importantes como el diagnóstico o los terapéuticos". El facultativo aporta más datos: "El 60% de las personas que viven de un sueldo ganan menos de mil euros al mes, existen 253.000 parados en Galicia y la pensión media está alrededor de los 600 euros; con estos ingresos, muchos pacientes tendrían que renunciar a comer, a la ducha o al cambio de ropa, o, en última instancia, a abandonar el hospital".

"Me parece muy difícil de entender cuando hace muy poco estaban descartando el copago. Creo que es un globo sonda para ver la reacción de la opinión pública", expresa Víctor Crespo, representante del sindicato Omega. Considera que la prestación hospitalaria "ni es comparable a una estancia hotelera ni se puede separar de la asistencia sanitaria porque forma parte de ella, como el propio tratamiento del enfermo". "Estoy en desacuerdo, totalmente, porque, además, crearía unas desigualdades tremendas entre los ciudadanos que puedan pagárselo y los que tengan que llevarse la comida de casa", comenta Crespo, quien añade que le parece "una salida de tono, que puede ser una táctica para, posteriormente, aplicar un recorte menor; sería como preparar el terreno".

Para María Xosé Abuin, portavoz de Sanidad del sindicato CIG, es "una auténtica barbaridad". Recuerda Abuin que en Sanidad existe "el cuidado integral del paciente, definición que engloba desde la asistencia sanitaria, hasta la dieta que forma parte del tratamiento de acuerdo con la patología y el aseo también es fundamental para la evolución del enfermo". Esto crearía "enormes diferencias". "A mí me recuerda a los hospitales de beneficiencia de los años 40. Mi abuela siempre decía que tenía sábanas y toallas nuevas en casa por si había que ir al hospital, pues esto sería lo mismo", concluye Abuin.

Desde CCOO, Lola González es rotunda: "En la sanidad pública, quien va al hospital es por necesidad, no es un hotel, y no creo que la persona elija estar enferma". "Hay muchas formas y muchas áreas de ineficacia sobre las que se puede operar para ajustar la factura, evitando cobrarle a la gente que ya está pagando por esa prestación", advierte González, quien también considera que puede tratase de un globo sonda "para que luego el impacto de lo que se recorte sea menor".

Para Benjamín Porto, sociólogo, esta medida, de implantarse, supondría un paso de gigante para que "los pobres paguen más". "También puede tratarse de un tanteo, preparando el escenario para otros recortes más suaves, porque está claro que los habrá", explica Porto. Para este expertos en Sociología, una tasa hospitalaría supondría empezar "por el eslabón más débil, no tiene buena pinta". También a él le vienen a la mente los antiguos hospitales de beneficiencia, según sus palabras. Este sociólogo considera que, aunque la gente pague por servicios que hasta ahora no se pagaban, "el núcleo duro en el que se podría ahorrar más dinero no estaría ahí".