Se retomará la tradicional reválida al final de cada etapa educativa. La de Bachillerato, tras sus dos cursos, sustituirá a la actual selectividad y, además, como ocurre en otros países europeos, cada universidad podrá realizar sus propios exámenes para seleccionar a los alumnos mejor preparados en función de la titulación. Habrá dos reválidas al final de Educación Secundaria Obligatoria, una para los que quieran seguir por FP y otra para los que deseen estudiar Bachillerato; por eso cuarto de eso se convertirá en un curso puente con dos bloques de asignaturas orientadas a cada uno de los caminos, en lugar de las actuales modalidades. Con 15 años, en tercero, el alumno ya puede elegir optativas y trazar su propio itinerario hacia oficio o universidad. Habrá más carga lectiva de matemáticas, lenguas y ciencias (un 25% más de clases) quitando asignaturas "no prioritarias". En cuanto a las becas de estudios, se endurece la nota media en la mayoría de los casos para ser becario y, como segundo paso, para mantenerla curso tras curso. Hacienda se encargará de que si el universitario no aprueba el 50% de los créditos tenga que devolverla íntegra y no descarta bloquear cuentas.