Tres oleadas migratorias principales poblaron el continente americano, aunque fue la primera oleada de expansión la que asentó a la mayor parte de la población de América. Esta hipótesis es la que acaba de confirmar el proyecto de investigación internacional sobre genética en el que participaron los investigadores de la Unidade Xenética del Instituto de Ciencias Forenses y profesores de la facultad de Medicina de la Universidade de Santiago de Compostela, Antonio Salas y Ángel Carracedo.

En 1987 el lingüista Joseph Greenberg propuso la teoría que postula estas tres oleadas migratorias que ahora la ciencia confirma a través de un estudio genético. La hipótesis de Greenberg en su momento fue descartada por centrar sus premisas exclusivamente en los rastros lingüísticos, pero esta investigación basada en el genoma -que empezó a desarrollarse hace cuatro años- y que abarca todo el continente, la confirma y la amplía. Los investigadores constatan que hubo también una expansión de mestizaje posterior, si bien ésta no fue demasiado exagerada porque en el continente americano existen varios nichos ecológicos como, por ejemplo, el Amazonas, donde la población estaba, de alguna manera, aislada por la geografía.

Antonio Salas afirma que se trata de un "trabajo de colaboración muy ambicioso" que "surge por la necesidad de responder a una pregunta" y que estudia a un "continente con una gran diversidad genética". Ayer la revista Nature publicaba los resultados de esta investigación, cuyas conclusiones son el fruto del "mayor esfuerzo investigador llevado a cabo en la historia de la genómica para caracterizar el origen desde el punto de vista genético de las poblaciones nativas de un continente", relata Salas.

Prueba de la envergadura del proyecto es el hecho de que se analizaron más de 360.000 variantes genéticas en 52 poblaciones indígenas y otras 17 de Siberia.

El investigador explica que "el genoma se concibe como un puzle de ancestralides", por lo que la idea de un genoma "puro" no existe ya que es "producto de un mestizaje histórico que proviene de la movilidad humana".

Partiendo de estas premisas, Salas subraya que la metodología utilizada para el análisis fue diferente a la habitual. En ciencia, se suele partir de una hipótesis que vertebraba todo el proyecto y que establece sus bases, pero en esta ocasión la hipótesis se formula como una conclusión final tras la búsqueda inicial de datos. Esta vez la investigación condujo a un resultado que coincidía con otros ya postulados y, además, lo extendía a "un ámbito más globalizado".

Las conclusiones del estudio tienen, por un lado, una dimensión antropológica y, por otro, una dimensión biomédica.

En el sentido antropológico, el trabajo publicado en Nature reconoce la existencia de esas tres oleadas migratorias que conformaron el continente americano, comprueba el alto grado de mestizaje del genoma humano y confirma que las tres olas migratorias procedían de Asia. De ese modo, los primeros habitantes llegaban hace 15.000 años por el Pacífico mientras que no se sabe, exactamente, cuándo llegaron las dos siguientes oleadas que asentaron la población de Estados Unidos y Canadá.

Por otra parte, el proyecto ha permitido desarrollar una metodología que ofrece la posibilidad de diferenciar el componente genético nativo de una población cuyos genes son en la actualidad fruto del mestizaje. Para Antonio Salas, esta nueva manera de analizar los datos supone un gran "avance" que se puede aplicar a la investigación de la base genética de enfermedades complejas como la diabetes, el párkinson o la hipertensión.