Un detective como Hercules Poirot se guiaría por su intuición y por su olfato a la hora de resolver con lógica y persuasión los asesinatos que Agatha Christie ideaba para él en una Inglaterra de las primeras décadas del siglo XX. Al contrario que el famoso personaje novelesco, los crímenes no están presentes en la agenda diaria de un detective de hoy en día, ya que el perfil de cliente que acude a una agencia de detectives ha cambiado de aspecto.

"Ante la ola de fraude que está provocando la crisis, las compañías de seguros y las empresas son nuestros principales clientes", asegura Juan Otegui, director de la agencia de detectives Captor de A Coruña, y explica: "La gente quiere generar dinero sin importar cómo". Aunque el fraude no es algo nuevo, si que es cierto que "hasta hace unos años los parámetros no eran tan altos como para que se decidiera a investigarlo", comenta Otegui.

Cuando una empresa acude a una agencia de detectives suele ser para investigar a sus empleados o a un socio que se comporta como no debe o bien para descubrir si están sufriendo competencia desleal. Según afirma Roberto Rodríguez, de la también coruñesa agencia de detectives Almi, "las empresas siempre han estado ahí como clientes, aunque ha cambiado un poco el perfil de lo que quieren".

"En muchos casos no les merece la pena contratar a un detective para vigilar a uno de sus empleados ya que con la reforma que permite el despido libre no les hace falta casi ninguna justificación, afirman desde la agencia Captor, y añade: "se nota que las empresas andan en el límite entre contratarnos o echar a un empleado directamente".

De todos modos, "las empresas eran mucho más habituales como clientes hace veinte años y ahora, sin duda, el lugar lo ocupan las compañías de seguros", cuentan desde la agencia Almi. El motivo por el que recurren a los detectives suele ser asegurar que las bajas por enfermedad que coge un empleado no son fingidas.

Roberto Rodríguez detecta que el porcentaje de fraude en cuanto a bajas ha descendido, "porque con la situación actual de crisis se respeta más el trabajo y la gente hace menos tonterías".

Otro de los grandes grupos de clientes que frecuentan las agencias de detectives coruñesas son los de ámbito familiar. Los temas de pareja como las infidelidades o el seguimiento de los hijos menores de edad "con vidas de las cuales los padres quieren saber la verdad" suele ser lo más frecuente, según explican desde la agencia Almi.

El control de las infidelidades ya no está tan de moda como hace unos años y ha quedado atrás desde que el divorcio es libre. "Si no se necesita un motivo para separarse no hay porqué investigar para tener una razón para hacerlo", apunta Roberto Rodríguez. Pero de todos modos, sigue siendo un tema eterno en el trabajo de estos investigadores. Según explica Juan Otegui, "las relaciones de pareja provocan desequilibrios emocionales cuando no se sabe lo que hace el otro", un motivo para que siempre estén presentes esos temas entre los papeles de sus despachos.

Modus operandi

El primer paso que da un detective en cuanto recibe a un cliente es tranquilizarlo. "Cuando viene aquí significa que lo ha sopesado mucho y hay que favorecer que cuente algo personal a alguien que no conoce", explica el director de la agencia Captor. Después de estudiar y analizar el tema que les propone, el detective le da orientación de tipo legal y le explican si la investigación va ser útil o si no merece la pena.

"Lo principal es plantear una estrategia de trabajo, aunque no siempre nos dan los datos necesarios para hacerlo", explica el director de la agencia Almi. Es ahí cuando el detective tiene que recurrir a su experiencia y proceder a hacer un tanteo de la situación para ver ante qué están trabajando.

Uno de los factores importantes es mantener el contacto continuo con el cliente para poder orientarlo. "Y es que el suele conocer mejor a la persona que vamos a investigar, por eso cualquier información que sepa es muy importante", resaltan desde la agencia Captor a la vez que puntualizan: "cuando hay un abogado de por medio preferimos el trato con él ya que sabe mejor lo que le conviene al cliente si el tema va acabar en tribunales".

Pero a veces no toda la información que el cliente les proporciona es correcta, lo cual dificulta el trabajo de los detectives. "Uno de los problemas a los que nos enfrentamos se produce cuando el cliente ya ha vigilado por su cuenta a la persona que debemos investigar, en ese caso nosotros nos damos cuenta y es contraproducente", asegura Juan Otegui.

Aún así, ese trato directo con el cliente no se caracteriza por una transparencia total en cuanto a los métodos de trabajo utilizados por el detective.

"Es como si un mago te cuenta sus trucos de magia, que pierde la esencia", explica Juan Otegui de la agencia Captor. "Hay técnicas que se les pueden contar porque todo el mundo las conoce, pero otras no".

El tiempo de cada investigación viene determinado por cada caso en concreto, y los factores de los que depende son múltiples. "Va depender de las gestiones que se tienen que hacer, de lo que aporte el cliente y de como se desenvuelva el sujeto", explica Roberto Rodríguez y añade que sí hay un tiempo específico para algunos casos: "cuando se investiga una baja que se cree falsa destinamos dos o tres días para comprobar si es cierto."

Del tiempo dedicado también dependerá el precio final. Las agencias coruñesas declaran que sus servicios "no son caros" y desde Almi aseguran que tienen en cuenta la peligrosidad y la valoración del caso a la hora de aplicar las tarifas y "no solo de las horas de trabajo".

De cinta de vídeo a microcámara

Quedan atrás los tiempos en los que un detective se caracterizaba por su lupa, su sombrero y su gabardina al estilo Colombo. Ahora estos investigadores han cambiado tanto en atuendo como en sus utensilios de trabajo.

"La técnica está en continua evolución, pero hay que tener en cuenta que quien hace las cosas para espiar también las hace para contraespiar", asegura el director de la agencia Captor. Lo que más se lleva ahora es la nanotecnología, y las microcámaras son su más fiel representación. "Pueden incluirlas en cualquier objeto que se le ocurra al inventor", afirma Juan Otegui, y se pueden encontrar en cualquier tienda, no hay nada exclusivo. El director de la agencia Almi apuesta por las tecnologías pero asegura que "es la evolución de la propia realidad la que nos ayuda de verdad".

Con esto se refiere a las redes sociales, las cuales emergen como una gran fuente de información para estos investigadores. "Todo el mundo se desnuda en ellas, habla de todo como si estuviera impune", subraya Roberto Rodríguez, quien apunta que "es una buena forma de recoger información, además cualquier puede entrar".

La recogida de información es una de las premisas en este oficio, bien para presentar al cliente o para llevar en caso de tener que ir a un juzgado. Para ellos se sirven de grabaciones o fotografías para demostrar los hechos que, sutilmente, han descubierto al seguir la pista.

"El oficio de detective es, a día de hoy, una profesión muy regulada por ley". Así lo afirman las agencias de detectives coruñesas, que afirman que España es uno de los países a nivel mundial en los que existe más regulación en este oficio. Aunque también recuerdan épocas pasadas en las que "cualquier era detective". Juan Otegui habla de los casos en los que compañeros de trabajo investigaban a otros, o el hecho de que un cliente ya haya investigado por su cuenta antes de llegar a la agencia.

"El intrusismo es notable", comenta el director de la agencia Captor, aunque desde la creación en 2008 del Colegio Profesional de Detectives Privados de Galicia y de la aprobación de sus estatutos en 2010 por la Xunta de Galicia, este fenómeno se ha reducido en gran medida.

Fue el tercero de España, después de los colegios de Cataluña y Valencia y, por ley, todos los que quieran trabajar en este oficio deben estar colegiados. Además, es necesario cursar estudios para ejercer. Tres años en los que la psicología, el derecho, la utilización de bases de datos y la tecnología son algunas de las materias que se les imparten a los aspirantes a detective. En Galicia, la Universidad de Vigo ofrece desde 2005 el título de Grado en Detective Privado, un primer paso hacia este mundo, "aunque lo importante es la práctica", asegura el director de la agencia Almi.

A parte del título y el permiso del Ministerio del Interior, también hay que tener actitud para poder ser un buen Sherlock Holmes. Roberto Rodríguez habla del sentido común como una de los requisitos indispensables para ser detective. "Aunque muchos dicen que hay que ser cotilla, yo creo que con lógica se puede solucionar cualquier caso", explican desde la agencia Almi.