Una de cada cinco personas alérgicas en los países desarrollados sufre alergia profesional. En la gran mayoría de los casos se trata de asma ocupacional: una hiperactividad bronquial inducida por un agente específico que se encuentra en el lugar de trabajo. Panaderos, peluqueros, empleados de fábricas de detergentes, medicamentos o plásticos, agricultores, personal sanitario, trabajadores de laboratorios o aquellos que manipulan madera son los que presentan un mayor riesgo de sufrir alergia ocupacional o profesional.

La doctora María del Mar Fernández, del Servicio de Alergia de la Fundación Jiménez Díaz, asegura que esta patología supone un gran problema sanitario por el riesgo que supone para la salud de los trabajadores afectados y tiene consecuencias tanto económicas como de calidad de vida.