Los obispados gallegos no fueron los únicos en recibir con sorpresa la noticia de la renuncia de Benedicto XVI. El teólogo gallego Andrés Torres Queiruga también reconoció que esa fue la primera impresión que le sacudió cuando se enteró de la decisión del todavía sumo Pontífice. Con todo, "siempre" pensó que "ese era un gesto muy posible", que no dudó en calificar de "histórico", por parte de un pontífice que "que quiere pasar a la historia como Papa teólogo".

En todo caso, para Torres Queiruga, el gesto de Benedicto XVI es "espléndido" y "lo honra" y además espera que sirva de precedente en el caso de que sus sucesores se encuentren en situaciones similares. "Me gustaría que fuese una ventana abierta para un futuro que esto se normalice", explica, "en el sentido de que cuando a un Papa le es muy difícil llevar una carga tan difícil, es importante que renuncie". Esta "puerta" supondría un gran cambio frente a una tradición en la que se impuso, recuerda, la alternativa de que los vicarios de Cristo aguantaran hasta el final de sus días en el cargo al margen de sus condiciones de salud. "Lo que hizo este papa", enfatiza, "lo tenemos que agradecer todos".

Pero Torres Queiruga aún aspira a más, aunque entiende que es un "paso más difícil". "Que hubiera plazos, que los grandes cargos en la Iglesia, como en la sociedad civil, fuesen electivos y durante un tiempo prudencia, para diez o quince años", explica. El también escritor es consciente de que "eso tardará", pero asimismo está convencido de que "se acabará haciendo" porque teológicamente no hay nada que vaya en contra" y además existen antecedentes en el derecho canónigo, como en el caso de los obispos, que se retiran a los 75 años.

El gesto de Benedicto XVI, por otra parte, lo "acerca más a la agente, lo hace más humano y normal". "Es normal que cuando uno se siente con pocas fuerzas ponga su cargo a disposición", defiende. "Creo que los cristianos lo percibirán bien porque vivimos en una cultura democrática y con su renuncia abre un camino para la normalización de un gobierno democrático en la Iglesia", argumenta.

Sobre el papado de Benedicto XVI, Torres Queiruga aseguró, en declaraciones a la Ser, que fue "un Papa continuista". "Ya estaba de prefecto de la Fe con Juan Pablo II y continuó esa marcha, que fue una marcha claramente no renovadora", ya que intentó, afirma, "por una parte encauzar, y por otra frenar, la renovación del Concilio Vaticano II". No obstante, para el filósofo es un poco pronto para un "juicio". Como ocurre con todos los personajes históricos, hace falta perspectiva. "Habrá que esperar un poco a la historia", concede.