"Hay medicamentos muy caros, de unos 400 euros, que dejan poca ganancia, unos 30 euros. Cuando una farmacia, como cualquier otro negocio, tiene un momento de liquidez o financiación complicado, pues no lo tiene en stock y si lo necesita pide unidades contadas", comenta un profesional del sector que prefiere proteger su identidad. Añade que esta es una situación que se está dando, y que antes no ocurría, si bien apunta que en Galicia la Administración autonómica cumple los plazos de pago, "y en otras comunidades no es así".

Más allá de medicinas que sean muy caras y un problema para el boticario tenerlas en la estantería si no las vende, ¿qué ocurre para que usuarios presenten quejas? Las protestas surgen por casos en los que la medicina es más común o es urgente poder llevársela para casa.

Según el sector, la situación económica se complica para boticas de poca facturación o con créditos por medio. ¿Por qué? Porque los recortes en los precios de los medicamentos descontroló los cálculos de futuro cuando hay hipotecas u otro tipo de pagos de letras pendientes. Tanto que el margen de ventas bajó al menos un 35% en muy poco tiempo, coincidiendo con las normativas estatales y autonómicas para controlar el gasto farmacéutico. En este escenario, pueden darse en la actualidad problemas de abastecimiento puntual por impago a los distribuidores o facturas pendientes.

Fue en 2011 cuando la normativa empezó a cambiar. Con el paso de los medicamentos de marca a los genéricos se produjo un ahorro en el gasto público y, en la otra cara de la moneda, el sector notó las consecuencias porque los ingresos empezaron a reducirse. A esto se sumarían los precios de referencia, con caídas en el coste de fármacos. Dos años atrás, el propio sector advertía de que cerrarían farmacias y que otras tendrían problemas para financiarse, recuerdan las mismas fuentes. En febrero de 2013 se produjo el primer embargo de una botica, en Pontevedra, y en marzo llegó el concurso de acreedores para otra de Vigo. Son los casos que han transcendido.