"El descubrimiento del origen genético de la depresión posparto está en la línea de moda en investigación, al hilo del proyecto Genoma Humano que descifró nuestro ADN: ahora todo es genético", reflexiona Luis Ferrer. "Ni tanto ni tampoco. Sin duda puede haber una predisposición a padecerlo. Pero en la depresión posparto hay muchos elementos de incertidumbre latiendo debajo de la revolución química y hormonal que es un embarazo y un parto: ¿seré capaz?, ¿estoy preparada?, ¿cómo reaccionará mi pareja, mis otros hijos?, ¿perderé la figura?...", afirma. Y esas dudas que hoy en día se exacerban -pocos hijos, madres tardías- pueden generar la suficiente angustia como para activar un rasgo genético. Y así es", explica.