Ana Cavallé, junto a su marido, ostenta un amplio historial de intercambios de casa, pues mediante este método ha conseguido viajar a lugares como la Bretaña o, ya en España, a Moraira o Islantilla. "Si el dinero no te sobra muchas veces te obliga a ir siempre al mismo sitio de vacaciones, como nos pasa a nosotros, que tenemos una segunda vivienda, o, en muchos casos, a directamente tener que prescindir de cualquier viaje", relata Cavallé. "Tanto mi marido como yo estamos jubilados y si no existiesen estas propuestas, nos veríamos en la tesitura de no poder viajar a nuevos lugares", indica.

A veces ocurren sorpresas. "En una ocasión un matrimonio francés nos propuso un intercambio. La gracia está en que pretendían traer a sus siete hijos, menudo horror", relata esta coruñesa.